El legado de la cofundadora de la organización Casa Pueblo, junto a su esposo Alexis Massol, es digno de imitar. Repasamos sus aciertos. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé El tiempo mantiene su inexorable marcha, aunque no alcanza algunas cosas que permanecen intactas. Esto sucede con los postulados que Faustina “Tinti” Deyá Díaz implantó en su trabajo como maestra de inglés por más de 30 años, y en Casa Pueblo, organización comunitaria y ambiental que hace más de cuatro décadas fundó junto a su esposo, Alexis Massol, en Adjuntas. Tinti falleció el pasado 19 de agosto, por complicaciones derivadas de enfisema pulmonar. Junto a su esposo Alexis y su hijo Arturo, repasamos algunas de sus prácticas que hoy mantienen vigencia para el tercer sector. Ganadora de una de las distinciones especiales que el Premio Tina Hills ofreció en el 2018, Casa Pueblo ofrece un modelo alternativo no solo de generación de energía solar para la zona, sino además de empresarismo, educación y protección ambiental en áreas bajo su cuidado como el Bosque del Pueblo y el Bosque Olympia. “Para mi Tinti tenía el don de hacer. Primero de pensar, de planificar y luego de hacer, pero a través de la sonrisa, del cariño, del amor. Como es la vida cotidiana, ella lo hacía todo con naturalidad, ella era extraordinaria en eso y su compromiso lo ejercía con mucho amor. La metodología de Tinti no era tanto de exigir, sino que lo hacía con el ejemplo; y la conozco por muchos años”, asegura Alexis quien se casó con ella en el 1964 y procrearon cuatro hijos. Ahora que encontró “el tesoro” que conforman las cartas que intercambiaron durante su noviazgo de cinco años, mientras estudiaban en la Universidad de Puerto Rico -él en Mayagüez y ella en Río Piedras-, Alexis identifica rasgos de Tinti que abonaron al trabajo en Casa Pueblo. “Tenía pensamientos profundos, no era vana, y fue una excelente hija, hermana, esposa, madre, abuela y cumplió con ese rol de la familia. Ella era ejemplar y además algo que la ayudó es que desde jovencita era deportista, jugaba voleibol y cuando se fue para la Iupi allá jugó tenis, softball, voleibol y dos años de voleibol superior. También jugaba ping pong y para poderle ganar yo tenía que sufrir”, recuerda entre risas. Tinti registró la cotidianeidad de Casa Pueblo en diarios que, según se anunció durante el 40 aniversario de la organización en el 2020, la Universidad de Puerto Rico digitalizará. Sus entradas escritas a mano son el mapa de la trayectoria que siguió en su trabajo: quién se ausentó, qué trabajo hizo o cuánto café se vendió en la tienda de Casa Pueblo son algunos de los pormenores que consignaba. “Ese método de Tinti estaba basado en lo natural, en el amor y en el ejemplo. Era bueno porque era agradable, no ponía peros, ni paredes, ni barreras, al contrario, rompía barreras. A veces las personas estaban reacias, negativas, pesimistas, pero Tinti como que les abría el corazón sin estar alabándolas o buscándoles la vuelta. Todo el que venía aquí se iba entusiasmado”, resalta. “En el velorio todo el mundo me decía: ‘Alexis yo quiero ser como Tinti’ y yo digo ‘pues yo quiero ser como Tinti también”. HUELLA PALPABLE Tras varias horas buscando la descripción precisa sobre el modo de trabajar de su madre Tinti, Arturo la encontró. “La dulzura de su firmeza: ésa era su fortaleza”, afirma, “era exigente y amorosa a la vez y nosotros hemos tenido una fortuna grande con ella”. Por suerte no es el único legado. Así resumió Arturo otras prácticas imitables de Tinti: Modelaje continuo- “Era una persona de hacer, la idea siempre iba acompañada de la acción, era su forma de hablar. Para ella el trabajo voluntario y el compromiso se probaban con la acción”. Exigente con la documentación- Llevaba un diario, conservaba documentos en carpetas, contactos de visitantes para luego formar grupos de voluntarios y registro de ventas de café para identificar las épocas de mayor demanda, entre otros datos. “En diferentes instancias había que ir a esos apuntes para, por ejemplo, hacer proyecciones de impacto económico. La venta de café es nuestro sostén económico, con la tienda de artesanía era rigurosa porque era la que tenía la visión para empujar los proyectos económicos”. Presencia constante- Insistía en que “hay que estar”. “Es la cara de Casa Pueblo porque cualquiera que entrara allí la iba a ver trabajando, estaba allí los siete días de la semana. Siempre quiso que la recordáramos haciendo. Hay diferentes maneras de comunicar y la de ella era trabajando. Quizás Casa Pueblo se vea masculina por los Massol, pero en verdad era femenina por el ingrediente que ella le dio, eso no lo despinta nadie”. Consecuente – Su trabajo voluntario era prioritario, “no era cuando se podía, uno sabía que contaba con ella”. “En las discusiones difíciles y en los temas de conflicto, como el gasoducto, le impregnaba el tono amoroso a quienes estaban luchando y participando, tenía ese don y cuando no tenía ese semblante uno sabía que algo estaba mal”. Partidaria de la autosuficiencia- “Somos rigurosos con los recursos económicos, ella nos enseñó la autosuficiencia de la organización para mantener una agenda permanente y en eso fue exitosa. Nosotros decimos que tenemos libertad y voz propia porque impulsamos las ideas que tenemos. Con proyectos especiales hay que buscar otras formas de financiación, pero en la dirección y la operación no dependemos de nadie”. No aceptaba trabajos mal hechos- “En Casa Pueblo era intransigente con la mediocridad, le molestaba tremendamente, especialmente cuando se trataba de esfuerzos voluntarios para desarrollar proyectos”. Pero más que todo lo mencionado, Arturo recuerda que Tinti era “intransigente con la defensa de sus hijos y de Casa Pueblo”. “El que se metiera con sus hijos estaba en problemas”, dice rememorando su cálida protección. Hoy Casa Pueblo sigue su camino, la ruta segura está trazada. Fotos: Suministradas / Casa Pueblo
El centro de rehabilitación, ubicado en Guaynabo, centra su acierto en la rehabilitación de adictos a sustancias controladas en el cambio de hábitos y la espiritualidad. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Félix A. Cabrera Piñeiro, fundador de Centro Renacer. Será mejor que el adicto a sustancias controladas guarde las mentiras para otra ocasión, porque Félix A. Cabrera Piñeiro las conoce todas. “Cuando joven tuve un problema fuerte con las drogas. Pude salir y en el 1967 empecé a trabajar en Nueva York en el Addiction Services Agency. Era la época en que la organización Synanon hizo un impacto increíble con la idea de que un adicto podía ayudar a otro a salir de las drogas”, cuenta Cabrera, fundador en el 1985 del Centro Renacer, un espacio de rehabilitación para varones mayores de 18 años ubicado en una hermosa zona rural de Guaynabo. “Para poder ayudar a un adicto hay que conocer su personalidad. Por su condición de adicción, se convierte en un esclavo de las drogas y en un gran manipulador. El arte de la mentira lo domina a la perfección. Así que puede coger a un psicólogo, a un psiquiatra o a cualquiera de estos profesionales y echárselos en un bolsillo fácilmente, pero no a un adicto”, afirma Cabrera, sanjuanero que se inició con la marihuana a los 13 años y a los 14 años comenzó su “infierno” gracias a la heroína. Con orgullo el fundador del centro repasa el éxito de algunos egresados. Asegura que lleva más de cuatro décadas limpio, lo que le ha permitido desarrollarse en diversas áreas: formó una familia, tuvo negocio propio de barbería para luego entregar su vida al cristianismo, elemento que consideró vital para mantener las drogas a raya en su vida. Cabrera se ordenó como pastor en el 1984 y ha dedicado el resto de su vida al Centro Renacer, en el que libera de las drogas controladas a sus participantes y los acompaña en el proceso de reinserción en la sociedad. Sostenido en la espiritualidad y en la relación con Dios, diseñó un programa de rehabilitación de 18 meses de duración. Se divide en tres etapas: Adaptación, Intensiva y Avanzada. Durante la Adaptación se alteran lo hábitos que deben ser cambiados, sin ningún estímulo, a lo largo de cuatro meses. Ya en la etapa Intensiva, junto al trabajador social y pastor, Pedro Vergel, trabaja un perfil con las fortalezas y debilidades del participante y descubre sus talentos para planificar su plan de vida cuando deje el centro. Centro Renacer ubica en una acogedora zona rural en Guaynabo. La etapa Avanzada expone a los participantes a experiencias educativas o laborales controladas, aún viviendo en el centro, luego de que se diseña un perfil de posibilidades. Chef, mecánico o paramédico son los oficios que suelen preferir. Pero para acceder al programa de rehabilitación, el participante debe entrevistarse con Cabrera quien indaga en los motivos para su llegada al Centro Renacer. “La gran mayoría de las personas vienen bajo el motivo incorrecto, vienen bajo presión de la familia, de la esposa, de la calle o porque cogieron un caso. Nosotros tenemos que guiarlos a que entiendan su problema porque usted no puede cambiar si no conoce su problema. Él tiene que llamar, no puede ser ni la mamá, ni la esposa”, explica el fundador del centro. Por lo general, cuando un participante dice, ‘yo no puedo más, yo quiero salir de esto’ y además lo demuestra, va por el camino correcto. “Entonces hablamos del costo de estar en el programa: tienes que morir y nacer de nuevo, no va a ser fácil, hay días que vas a querer salir corriendo, pero lo puedes lograr. Si está decidido, entra al programa. Si no lo está, lo mandamos a la casa a que lo piense y regrese cuando esté listo para entrar en este tipo de dinámica”, explica. LAS RAZONES Cabrera ha evaluado suficientes casos para identificar patrones que se repiten. “La gran mayoría de las personas con problemas de drogas y alcohol comienza a probar entre los 12 y los 16 años, no importa la clase social. ¿Por qué? Porque estás tratando de adquirir una identidad y te impacta la presión de grupo. Pueden llegar con 49 años y cuando le preguntas a qué edad empezaste, siempre es en esa etapa”, explica y estima que solo un 1% comienza vicios en sus 20’s. Sobre el aspecto espiritual se ancla el tratamiento de rehabilitación. Si se trata de drogas como crack o cocaína, el participante hace el proceso de desintoxicación en el Centro porque se pueden manejar sus síntomas de abstinencia. Si usa la heroína alterada que hace unos diez años circula en la calle, debe completarlo en un lugar especializado. Igual sucede con las adicciones a opioides. Además del aspecto religioso, los pases, las visitas familiares, las oportunidades de trabajo y la administración del dinero que gana el participante en trabajos externos cuando está en su tercera etapa de tratamiento, son parte de la filosofía de rehabilitación del Centro Renacer. También, integraron protocolos contra el COVID-19 que han evitado contagios. Para allegar recursos económicos, la organización ha creado dos compañías: una de empaque de cubiertos plásticos en el 2006 que ya cerró y, desde el 2010, White Spot Maintenance Services, que se ocupa de la limpieza de áreas verdes en complejos residenciales. Además, aspiran a construir apartamentos pequeños para personas que no tienen un lugar a dónde ir cuando acaban su programa de rehabilitación. Si los participantes experimentan recaídas, siempre pueden regresar al Centro. “Creo en la rehabilitación porque yo soy rehabilitado, yo estuve donde tú estás y llevo más de 40 años limpio, si yo pude salir tú también. Esto no es si puedo es si quiero, pero vas a tener que pagar el mismo precio que yo pagué”, comparte un mensaje que ha llevado con fervor en las últimas décadas. Para más información sobre los servicios del Centro Renacer, llama al 787/720-0235. Fotos y vídeo / Javier Del Valle
Hace cinco décadas, el Instituto de Terapia y Orientación Familiar mantiene en Caguas su misión de mejorar el entorno de niños, adolescentes y adultos para que sean autosuficientes y felices. ¿Cómo lo hacen? Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé El doctor Miguel A. Morales Pabón comenzó a liderar INOTEF en marzo del 2020. Foto / Javier del Valle Mientras revisan álbumes con fotos que capturaron diversas etapas en la historia del Instituto de Terapia y Orientación Familiar (INOTEF), el doctor Miguel A. Morales Pabón y la doctora Rosa Luz Ramírez Longchamps sonríen. Con satisfacción repasan los temas que provocaron el surgimiento de la organización en el 1971 para atender aspectos psicosociales que inciden en la salud de la niñez, desde una variada oferta multidisciplinaria. El trabajo se ha realizado y ahora, 50 años más tarde, es momento de celebrar sus frutos. En INOTEF se privilegia la unidad y la sana convivencia familiar, así como el bienestar integral de la niñez y el desarrollo de su potencial como ser humano autónomo. Se educa, se fomenta y se previene. En el 1971, el pediatra Francisco Ramos Isern fundó INOTEF en Caguas. Foto / Javier del Valle “Son 50 años con un proceso histórico y de evolución desde la conceptualización del Instituto, desde la mirada familiar del 1971, hasta la de hoy día. El doctor Francisco Ramos Isern es el fundador de la organización junto a un grupo de otros 40 cagüeños que se dedicaron a visualizar el apoyo que necesitaban los niños en ese momento, porque él era pediatra. Empiezan a darle servicios a los niños y se percatan de que el servicio debía de ser a la familia porque de qué vale impactar al niño si la familia no esta siendo trabajada con servicios terapéuticos o de intervención”, explica el doctor Morales, director ejecutivo de INOTEF. Primero ofrecían sus servicios psicólogos y consejeros, se amplió luego a patólogos del habla para lograr un acercamiento integral. “En el 1971 era una mirada innovadora porque se pensaba que cada cual tenía su espacio. Han sido cinco décadas en este proceso de evaluación y de ajuste en el servicio que se les brinda a nuestros participantes. Hoy día tenemos servicios de trabajo social clínico, psicológicos y consejeros y está la integración en la comunidad con otros proyectos que tenemos”, añade Morales. Al momento preside la Junta Directiva de la organización la doctora Rosa Luz Ramírez Longchamps. Foto / Javier del Valle En los pasados cinco años, INOTEF ha atendido 4,393 participantes en sus diversos programas que abarcan el fortalecimiento familiar, la participación comunitaria y la formación de profesionales al ser centro de práctica e internado de Trabajo social y Psicología, entre otras áreas. Así es como un participante puede recibir servicios terapéuticos a través de diferentes modalidades, como podría ser arte terapia. INOTEF se fundamenta en valores como el respeto a la dignidad del ser humano, la solidaridad, la comunicación asertiva, la equidad, el trabajo en equipo, la responsabilidad financiera y social y la gestión participativa, entre otras. CICLOS DE CAMBIO Cuando Morales, director ejecutivo, y Ramírez, presidenta de la Junta Directiva, empezaron a ver las fotos y documentos antiguos de la organización, la conversación se dirigió hacia sus diversos ciclos. Tomaron como ejemplo la asamblea celebrada en el 1978 en el Club de Leones de la ciudad criolla, en la que el grupo de especialistas invitados dialogaba sobre el impacto de la violencia en la familia y su diversidad de acercamientos. Viaje al pasado; terapias en los primeros años de INOTEF. Foto / Archivo “En nuestro 50 aniversario que celebramos el 7 de octubre -sin haber visto esto- el tema que nuestro panel está tocando es una mirada más allá de la violencia intrafamiliar, enfocado en tres elementos: vamos a contextualizar qué es eso de violencia, cómo los medios de comunicación y las redes sociales influyen en algún proceso de violencia intrafamiliar y ver qué herramientas tenemos para trabajar con ella. Pero 45 años antes ya aquí se hablaba de esto. Es un momento significativo que la organización todavía visualiza y visibiliza lo que es la violencia y la trabaja con sus participantes, enfocándonos en que tengan calidad de vida y un fortalecimiento social adecuado. Hoy día estamos alineados a la visión de los fundadores”, subraya el director quien comenzó funciones en INOTEF en marzo del 2020, justo la semana en que inició el cierre total en la isla a causa de la pandemia. “A mi me dieron escalofríos”, dice Ramírez. “Ver lo pertinente que es la organización 50 años después. Los otros días yo estaba viendo un programa televisivo que hablaba del número de casos de violencia reportados y es alarmante; nosotros estamos atendiendo la violencia no solamente en la familia sino también en las escuelas porque vamos a ellas. Ese tema es sumamente importante”. “Más que pensar en una clínica tradicional de psicólogos, este es un lugar con un ambiente familiar en el que te damos el espacio que te mereces para poder ventilar y conseguir herramientas para poder trabajar tu situación”. La presidenta de la Junta identifica como otro momento significativo en la trayectoria de INOTEF cuando acogieron estudiantes de práctica para programas a nivel de maestría y doctorado, proceso formativo con el que aportan al país. “Creo que marcó también a esta organización, no solo es importante atender participantes sino preparar a futuros profesionales en al área; ellos se benefician y nosotros nos beneficiamos”, agrega Ramírez. Al momento, cuentan con estudiantes practicantes provenientes de la Universidad Ana G. Méndez, de la Interamericana recinto Metro, Universidad Albizu y la Pontificia Universidad Católica. Pero lo más importante, subrayan ambos entrevistados, es que los participantes se sientan bien servidos. “Más que pensar en una clínica tradicional de psicólogos, este es un lugar con un ambiente familiar en el que te damos el espacio que te mereces para poder ventilar y conseguir herramientas para poder trabajar tu situación. Los participantes tienen esa garantía en nuestra organización”, menciona Morales. “La satisfacción más grande es que en la comunidad de Caguas, pueblos limítrofes y extendidos como Ponce o Mayagüez, los ciudadanos que hemos impactado hayan podido manejar la situación y que estén viviendo una existencia con calidad de vida, que tengan recursos para seguir viviendo. Sabemos que cada día es más complicado, pero la mayor satisfacción es saber que hemos cumplido. Para nosotros un participante no es un número, es una persona que puede ser mi mamá o mi hija, es una persona que viene a buscar ayuda y así la atendemos”, dice sobre participantes que se acercan referidos por otros participantes, organizaciones o tribunales, entre otras vías. INOTEF está ubicado en Plaza San Alfonso 101, avenida Gautier Benítez, esquina Degetau, en Caguas. Para información, llama al 787-746-5756 0 787-743-5702. Fotos y Vídeo: Javier Del Valle
Activar y movilizar a la juventud para que se interese por los dilemas de nuestro país ya no es suficiente. Ahora la organización promueve que aprendan sobre abogacía como herramienta de cambio. Por Tatiana Pérez Rivera :: OENEG´E Grupo de asistentes al taller intensivo de abogacía #EnAcción. Suministrada / MPA Ya se motivaron a trabajar por Puerto Rico y ya aprendieron cómo hacerlo. Llegó entonces el momento de ejecutar. A eso invitó el taller intensivo sobre abogacía que la organización Mentes Puertorriqueñas en Acción (MPA) ofreció a una docena de sus exalumnos y aliados en el Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico, localizado en Santurce. La organización contó con el apoyo de la iniciativa la Comisión de Abogadxs Jóvenes del Colegio. “Vine por una pasión por los derechos humanos y porque quiero dedicar mi futuro profesional a esto”, explica Adianez Vélez Martínez, participante interesada en viabilizar el acceso a la justicia a comunidades empobrecidas en la isla. El director ejecutivo de la organización, Alejandro Silva Díaz, señaló que llevan más de una década insertando jóvenes en proyectos sociales, económicos y ambientales. “Ahora este proyecto busca construir el siguiente eslabón en el desarrollo de la próxima generación de líderes del tercer sector en Puerto Rico. Comenzamos con la capacitación en abogacía como herramienta de cambio por el alto interés de la población en este tema, pero hay otros espacios en los que continuaremos trabajando para elevar la incidencia de la juventud”, agregó Silva. ¡Futuros deponentes! Jóvenes simulan su participación en una vista pública. Suministrada / MPA Los asistentes al taller de capacitación intensiva aprovecharon lecciones impartidas por recursos como Estela Rodríguez, gerente de Movilización y Abogacía Comunitaria del Instituto para el Desarrollo de la Juventud y la licenciada Nayda Bobonis, coordinadora de Política Pública de FURIA. Durante los próximos tres meses, los participantes del taller de abogacía se dedicarán a diseñar y construir proyectos para defender causas relevantes para su generación, cuyo desarrollo profesional ha estado marcado por huracanes, terremotos, inestabilidad política y la pandemia por COVID-19. No resulta extraño que algunos de los temas que les interesan son la economía informal, la participación ciudadana, la violencia de género, el acceso a la educación y a planes médicos de salud comunitaria. “El bootcamp validó que esta generación, desde sus nichos comunitarios y áreas de peritajes, se están enrollando las mangas y están haciendo de su proyecto de vida, un proyecto de país”. “Nosotros hablamos mucho del líder, del joven como agente de cambio sensible, afectivo y consciente. Nuestras iniciativas van dirigidas a la educación, a que se inserten en el trabajo comunitario y nos preguntamos ‘¿qué vamos a hacer con todos estos proyectos e iniciativas que los jóvenes han diseñado?’. De ahí surge el taller intensivo para generar iniciativas de abogacía para que puedan manejar los retos diarios y sistémicos que enfrenten”, sostiene Carolina Mejías Rivera, directora del programa #EnAcción. Estela Reyes, gerente de Movilización y Abogacía Comunitaria del Instituto para el Desarrollo de la Juventud ofrece mentoría. Suministrada / MPA Dicho programa de MPA es un laboratorio de abogacía que ofrece espacio para generar iniciativas y proyectos que solucionen retos sistémicos en Puerto Rico en un periodo de tres meses. La iniciativa acoge a integrantes de la Red de Mentes Puertorriqueñas en Acción que hayan disfrutado de los adiestramientos del programa PARACa o que sean recomendados por la matrícula. “Para ellos el bootcamp de abogacía fue un alivio y un espacio para que junto a sus mentores puedan darles forma a sus proyectos. Los doce participantes generarán sus equipos de trabajo. El bootcamp validó que esta generación, desde sus nichos comunitarios y áreas de peritajes, se están enrollando las mangas y están haciendo de su proyecto de vida, un proyecto de país”, destaca Mejías. Para más información, escríbele a la siguiente dirección: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. document.getElementById('cloak004b3009bbd9fbf5079bec091350acf6').innerHTML = ''; var prefix = 'ma' + 'il' + 'to'; var path = 'hr' + 'ef' + '='; var addy004b3009bbd9fbf5079bec091350acf6 = 'caro' + '@'; addy004b3009bbd9fbf5079bec091350acf6 = addy004b3009bbd9fbf5079bec091350acf6 + 'mentesenaccion' + '.' + 'org'; var addy_text004b3009bbd9fbf5079bec091350acf6 = 'caro' + '@' + 'mentesenaccion' + '.' + 'org';document.getElementById('cloak004b3009bbd9fbf5079bec091350acf6').innerHTML += ''+addy_text004b3009bbd9fbf5079bec091350acf6+''; . Fotos / Suministradas
La participante Wilmarie Merced Vázquez comparte sus impresiones sobre el largo camino de desarrollo que ha vivido acompañada de los especialistas de INOTEF. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé La cagüeña Wilmarie Merced Vázquez disfruta hace más de una década de los servicios de INOTEF. Foto / Javier del Valle Contar con alguien que te escuche y te oriente correctamente parece sencillo, pero no lo es. Por eso cuando encuentras atención, empatía y cordialidad en una organización, regresas a ella sin pensarlo dos veces. Hace diez años que Wilmarie Merced Vázquez disfruta de los servicios que ofrece el Instituto de Orientación y Terapia Familiar (INOTEF) en Caguas porque se siente “en casa”. “Desde que yo empecé siempre he tenido esa experiencia bonita y las ayudas que uno busca siempre las he encontrado aquí; he estado en otras organizaciones y no me ha gustado nada. Lo que yo he buscado desde el principio es (fortalecer) el manejo tanto mio, como persona, como de mis hijos porque yo soy madre soltera. Cuando empecé, mis gemelos Neyshalie y Gamalier que hoy tienen 24 años, tenían como cuatro o cinco años y aquí me ayudaron a (aprender) cómo atenderlos porque crecí en un hogar no muy bueno y no tenía el ejemplo; aquí busqué eso y lo tuve”, señala Merced. Tenía 18 años cuando tuvo a sus gemelos y la maternidad le resultó difícil puesto que “no tenía un modelo a seguir”. “Aquí me ayudaron a mejorar, a mi y a mis hijos”, señala y comparte el apoyo que recibió para enfrentar problemas escolares de uno de sus hijos que terminaron siendo el resultado del padecimiento de hipoglucemia. “Pude ayudarlo a él y lidiar con las cosas que le estaban pasando”. Merced aprendió a desarrollar sus fortalezas, a reforzar sus áreas débiles y a darle forma a su vida. “Yo no pensaba estudiar, terminé mi cuarto año, con mucho trabajo, y aquí me dieron los ánimos. Hoy en día tengo mi grado universitario de asistente de laboratorio con procesamiento electrónico. Siempre tengo el apoyo y si necesito ayuda de cualquier otra cosa, vivienda o otra cosa, ellos te refieren”. INOTEF también dirige a sus participantes hacia procesos que les permitirán asegurar otros aspectos de su vida. “Te facilitan las cosas para llegar donde ellos, siempre tienen una atención especial para cada participante y se preocupan para que la ayuda (que reciben) sea lo que ellos necesitan”, menciona. Merced ya es madre de tres hijos, la menor es la universitaria Yomaris, y descubrió que es una persona más fuerte de lo que pensaba. “…aquí la situación emocional ha empeorado bastante y más en los adolescentes, se ve que se necesitan estos servicios y que lleguen a otras entidades”. “Si no hubiera venido nunca aquí yo no sé que yo fuera. Nunca he tenido una mala experiencia aquí y te digo, he pasado por otros psicólogos, pero me han ayudado muchísimo y he recomendado a otros; a mi mamá la traje porque si me ayudó a mi, sé que a ella le va a ayudar también. También a un compañerito de mis hijas, pero como participante tú tienes que poner de tu parte, no puedes dejarle todo a los profesionales”, advierte. Ante el escenario que se vive hoy en la isla provocado por dificultades económicas, energéticas, la pandemia por COVID-19 y el saldo de eventos de la naturaleza -como huracanes y terremotos-, la participante enfatiza en que el respaldo emocional es más requerido que nunca. “Sí, se necesita apoyo, aquí la situación emocional ha empeorado bastante y más en los adolescentes, se ve que se necesitan estos servicios y que lleguen a otras entidades. Yo lo veo como que estos sitios se deben conocer más, lo recomendé a una amiga para que la ayuden con esa debilidad, esa falta de motivación”, dice sobre el que considera es el primer problema en la isla. Una de sus hijas ha aprovechado los servicios de INOTEF. “Mi hija ha cambiado un montón y la relación mía y de ella mejoró del cielo a la tierra, mejoró un montón y se lo debo aquí, porque aquí buscan la manera. Cuando pasa una situación familiar y tienen que involucrar a otro familiar, aunque no sea participante del centro, puedes traerlo y hacen terapias familiares que ayudan un montón”, asegura. Como INOTEF está de cumpleaños, Merced le desea “mucho éxito” y “que sigan dándole estos servicios a las personas”. “Y que tengan el apoyo de otras entidades porque lo necesitan para seguir dándole a otros el servicio que me han dado a mí; sé que han apoyado a mucha gente”, comparte su felicitación la participante. Qué siga la fiesta de empatía. Fotos y vídeo: Javier Del Valle