La organización apoya la educación de poblaciones infantiles, juveniles y adultas para que se relacionen saludablemente con la agricultura, al igual que propone nuevos modelos de vivienda. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Ingeniera Laura García, desarrolladora del Programa de Bioconstrucción. Foto / Javier del Valle La petición que la organización Plenitud PR recibió en el 2015 fue inesperada. Un maestro llamó al portón de entrada de su sede localizada en el barrio Alto Sano en Las Marías pidiendo ayuda; quería expandir su salón de clases fuera de las cuatro paredes tradicionales y crear un huerto en el patio de la escuela. Así nació el programa Crezco en Plenitud, con el que la organización ofrece educación holística para la niñez y juventud de la zona. “Vengan a nuestras escuelas, necesitamos ayuda”, cuenta Paula Paoli Garrido, que le dijo el maestro de la escuela Raúl Ibarra de Maricao y, poco después, otra maestra de una escuela en Las Marías. “Ellos tenían muchos niños con problemas de atención y querían tener un ambiente más conducente para que aprendieran. Entre un 20 y un 30% de la niñez que atendemos tienen problemas de diversidad funcional, se les hace difícil aprender en un salón de clases porque no hay recursos, no hay asistente de maestro con ellos y hay una terapeuta ocupacional para todas las escuelas. Ese maestro nos seguía por Facebook y empezamos la alianza”, cuenta Paoli. Paula Paoli Garrido, cofundadora de Plenitud PR. Foto / Javier del Valle De ahí comenzó también la relación con dos escuelas elementales más en Las Marías, en los barrios Consumo y Anones, y con una escuela superior en Añasco. Plenitud PR ayudó en la creación de huertos en los planteles y comenzó a acudir una vez a la semana a brindar lecciones. Prepararon kits de aprendizaje de temas como agricultura, recolección de agua o alimentos saludables. Una vez por semestre, invitan a los estudiantes a la finca donde conocen prácticas de sustentabilidad, les muestran los procesos de agricultura, ayudan en la preparación de alimentos saludables que consumen y hasta reciben clases de bomba en el Centro Comunitario, una cancha abandonada que el municipio autorizó su renovación y uso por parte de la organización. “Queremos exponerlos a la experiencia”, describe Paoli sobre la oportunidad de retomar el control de la agricultura y la calidad de los alimentos que se consumen, “aprenden a cultivar sus alimentos, practican el diseño del huerto hasta germinar la semilla, trasplantarla, cosechar y cocinar con los productos, lo que los lleva a abrir su paladar e incluir más vegetales en su dieta porque ellos lo cultivaron y lo están procesando”. Vistazo al interior de Clementine, una de las áreas de siembra. Foto / Javier del Valle Las lecciones son aprovechadas también por los maestros, quienes una vez al mes reciben talleres de agricultura ecológica, sobre autocuido y salud emocional. “Ellos están con los estudiantes 24/7 y nosotros solo una vez en semana, así que nuestra meta es que los maestros abracen estos principios de educación holística y usen el huerto otros días en sus clases”, señala. Y las lecciones parecen no olvidarse. Paoli cuenta la historia de José, quien comenzó en el programa cuando estaba en segundo grado. “José probó una batida de cúrcuma con guineo y leche dorada, y un veggie burguer. Cuando ya se graduaba de la escuela todavía recordaba lo que comió aquí y lo incorporó en su vida. Empezó a sembrar cúrcuma, su papá sembraba con químicos y él, que aprendía con los manuales de agroecología, lo convenció para que sembrara sin veneno y lo ayudamos a mercadear los productos”, comparte Paoli. Uno de los programas técnicos que ofrecen comenzó el pasado enero y acabó en junio. Quince jóvenes acudieron todos los viernes a Plenitud PR a reforzar destrezas agrícolas que ahora van a replicar en sus comunidades. “Queremos hacer nuevas alianzas para hacer incubadoras y cuando esos participantes estén listos, empezar a apoyarlos en el emprendimiento para que tengan menos dolores de cabeza”, señala. El proyecto de Agua Segura floreció luego del huracán María y permitió la instalación de 40 cisternas en Las Marías, gracias a una subvención de la Fundación Comunitaria de Puerto Rico. De igual manera, el Banco de Alimentos de Puerto Rico les ha ayudado a darle continuidad a la iniciativa “Amo a mi Abus”, mediante la cual reparten alimentos saludables a adultos mayores solos que les ayuden a mejorar su salud. Ésta comenzó durante la pandemia de COVID-19. “El servicio es uno de los principios que más nos guía a servir a la comunidad y a empoderarla”, afirma Paoli. Igual piensa Natalia Hernández Maldonado, graduada del programa de Agronegocios de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, quien llegó a Plenitud PR para participar del Programa Agroecológico, El Josco Bravo. “Quedé enamorada con el proyecto y decidí voluntariar; la realidad es que no he visto proyecto similar, me encanta trabajar aquí. Lo más bonito es levantarme todos los días y llegar a un espacio donde en comunidad trabajamos con la agricultura. De mis labores favoritas es aportar al material educativo, lo que le llevamos a la población, educarnos sobre la agricultura, sobre formas de cómo comer para llevar una dieta saludable y sana apoyando a lo local, y que lo que hacemos aquí es saludable, es bueno, es fresco”, sostiene Hernández. LAS CASAS La Finca de Plenitud PR también es una escuela de bioconstrucción con la que buscan presentar soluciones a la crisis de vivienda en el país. A lo largo de 10 años, el Programa de Bioconstrucción de Plenitud PR se ha dedicado a instruir sobre el uso de técnicas y materiales ecológicos y resilientes. “A través de nuestro programa hemos llegado a entrenar alrededor de 500 personas en estas oportunidades. Hemos recibido todo tipo de personas, en los últimos años hemos hecho talleres e internados específicamente para arquitectes, ingenieres y profesionales en la industria de la construcción para seguir regando esta semilla de construcción sostenible, resiliente y, sobre todo, económicamente accesible. La técnica principal que utilizamos es el Súper Adobe”, explica Laura García, ingeniera civil y desarrolladora del programa de Bioconstrucción. El Súper Adobe consiste en sacos rellenos de tierra con un poco de cemento. “Esta es una técnica que no solamente es económicamente accesible y fácil de aprender, sino que es sumamente segura y con un impacto ambiental mucho menor que la construcción convencional”, puntualiza García. Con este método aspiran a entrenar a más de 30 personas anualmente, para que puedan construir “sus proyectos y sus hogares de una manera mucho más fácil y sencilla”. Para información sobre los talleres que ofrece Plenitud PR accede su página https://es.plenitudpr.org o encuéntralos en Facebook como, PlenitudPR. Fotos y vídeo: Javier del Valle
Las restricciones para evitar contagios con COVID-19 se relajan y el país redefine su forma de vida y trabajo con un virus que no tiene intenciones de desaparecer. ¿Cómo lo hace el tercer sector? Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Sor Faustina Rodríguez Vargas junto al equipo de colaboradores y participantes de Centro Ferrán. Foto / Facebook Pregúntale a cualquier boricua y te enumerará con orgullo sus planes de contingencia establecidos para eventos catastróficos a escoger: huracanes, terremotos y pandemia. Luego de lo vivido en los últimos cinco años aprendimos a prepararnos con tiempo, pero en el caso de la pandemia por COVID-19 los protocolos siguen cambiantes, puesto que con el virus seguiremos viviendo. Al igual que el sector público y el privado, las organizaciones sin fines de lucro han debido rehacer nuevamente sus protocolos de trabajo para ingeniar modos que les permitan seguir siriviendo a sus participantes y comunidades. Dos años después del cierre total en marzo de 2020, ha pasado tiempo suficiente para saber cuáles procesos funcionan y cuáles deben descartarse. El centro Ferrán continúa sirviendo a la comunidad. Foto / Facebook “Nosotros empezamos a abrir al público en noviembre de 2020 y con horario especial. Los empleados se mantuvieron en trabajo híbrido. El museo es bastante grande y somos pocos empleados así que, en términos del espacio, no nos sentíamos en riesgo. Siempre mantuvimos el protocolo estricto, especialmente el uso de la mascarilla que todavía es requerida. El público empezó a llegar poco a poco y fuimos añadiendo días al horario para visitas. Ahora todos los empleados estamos trabajando de forma presencial”, explica María Ángela López Vilella, directora del Museo de Las Américas, ubicado en el segundo piso del Cuartel de Ballajá, en el Viejo San Juan. Los turistas llegaron primero y luego los estudiantes, cuando las escuelas retomaron la educación presencial. “Ya estamos recibiendo más grupos escolares y hemos notado un incremento en el turismo sanjuanero, que es el que nosotros recibimos porque somos una de las opciones de visita en la isleta. Con los empleados ya tenemos el horario que teníamos antes de la pandemia”, explica López. El cambio en el horario de las tutorías permite mayor atención individualizada a los estudiantes. Foto / Facebook No han experimentado contagios con el virus entre los empleados, pero a la directora no le preocupa que alguna cuarentena afecte el funcionamiento del museo, ya que el inicio de la pandemia les sirvió de “simulacro”. Si la salud lo permite, pueden trabajar de forma remota. “Ya un contagio no es una cosa de espanto y de salir corriendo, todo el mundo sabe lo que tiene que hacer. Aún así, seguimos cuidándonos”, señala. “Creo que ahora estamos más fortalecidos como institución porque añadimos un protocolo que no teníamos para este tipo de emergencia porque nunca habíamos pasado por una pandemia. Esa transición de trasladar toda nuestra programación y hasta los talleres al mundo cibernético ha sido una forma de crecimiento increíble y apresurada. Teníamos varios programas empezados en esa dirección, pero la pandemia nos obligó a ir de manera más rápida. En el tercer sector somos muy creativos y eso nos ayuda a sobrellevar la pandemia”, menciona la directora y destaca la acertada aportación a la salud mental de la población realizada por el circuito cultural durante el confinamiento. Las comunidades tuvieron otra oportunidad de comprobar que “el tercer sector es resiliente y siempre está ahí”, dice López. NUEVOS ALIADOS El regreso a clases presenciales trajo de vuelta los estudiantes al Museo de las Américas. Foto / Facebook El Centro de Servicios Ferrán, situado en la comunidad con igual nombre en Ponce, atiende mensualmente unos 300 participantes para brindarles servicios de trabajo social, sicológico, tutorías, talleres y servicios de biblioteca. Hace más de cinco décadas es manejado por las Hermanas Dominicas de Fátima. “El COVID-19 nos cambió la rutina drásticamente”, dice Sor Faustina Rodríguez Vargas, directora del Centro. “Como todo el mundo empezamos a ofrecer los servicios de forma virtual y luego en días alternos para mantener el distanciamiento físico. En principio tuvimos la locura en que se volvió todo porque se limitaba la cantidad de participantes que podíamos atender por hora, pero lo positivo podría ser que ahora con los horarios estamos más tranquilos, aunque nosotros aquí siempre estamos aquí corriendo”. Como ejemplo menciona los servicios de tutorías. “Al ponerlos por hora hay más trabajo especializado porque si antes se tomaban cien nenes, pues era más difícil para el maestro darle el tiempo y el servicio especializado que necesitaba. Al estar por día y por hora ahora los maestros pueden tener mejor relación con ellos, ofrecer un servicio mejor”, explica Sor Faustina. “Ya nos acostumbramos a que si llama alguien a decir que se enfermó hay que hacernos la prueba, tenemos que desinfectar y seguimos trabajando aunque el otro no esté”. El primer año no vivieron ningún contagio entre los empleados, pero este semestre “ha sido bien fuerte”. “Han salido con COVID-19 los empleados, gracias a Dios las monjitas no y yo digo que estamos inmunes porque con tanta gente que viene aquí. La buena limpieza que se hace aquí ayuda mucho. Ya nos acostumbramos a que si llama alguien a decir que se enfermó hay que hacernos la prueba, tenemos que desinfectar y seguimos trabajando aunque el otro no esté. De los niños y las participantes de los talleres no han salido muchos con COVID. El reto más grande con el protocolo son los adultos porque los niños se acostumbran más fácil, ellos mismos se desinfectan las manos con alcohol”, agrega. La directora del Centro Ferrán opina que el público “no está aceptando esto de que el COVID-19 se va a quedar”. “Llevamos dos años con esto, hemos educado bastante, y todavía hay gente que no quiere echarse alcohol en las manos o entran sin mascarilla y hay que recordársela”. La exhibición "Transiciones en el tiempo", del artista ecuatoriano Olmedo Quimbita, está abierta al público en el Museo de Las Américas. Foto / Facebook Los trabajos del Centro no se han limitado y otras puertas se han abierto para conocer nuevos socios filantrópicos. “Por ejemplo el Programa Mano Amiga, de la Fundación Plaza del Caribe, nos ayudó con un proyecto para repartir alcohol y desinfectante de manos, Fondos Unidos nos ayudó a impactar sectores y comunidades que hace años el Centro no visitaba como Los Chinos o El Tamarindo”, dice. El Centro Ferrán es un vecino más en la comunidad. “Estamos aquí pa’lante y seguimos dando nuestros servicios y reiventándonos también para seguir ayudando a las comunidades”, proclama entusiasmada Sor Faustina. Sigue la obra del Museo de Las Américas y del Centro de Servicios Ferrán en Facebook bajo Museo de Las Américas y Centro de Servicios Ferrán y Punta Diamante.
Una nueva organización sin fines de lucro nace para atender la vulnerabilidad de la alimentación en la isla. Por Tatiana Pérez Rivera:: Oenegé Porque asegurar que las personas en Puerto Rico tengan acceso a alimentos no es suficiente, la nueva organización sin fines de lucro, Nutriendo Puerto Rico, aspira a que dicha alimentación sea rica en nutrientes, de modo que optimice su salud y bienestar. El pasado mes de marzo se presentó oficialmente la organización que tiene el objetivo principal de respaldar, empoderar y fomentar la innovación en la seguridad nacional de nuestro país. Tres conocedores de la industria de alimentos en el país, Ángel Santiago, Gualberto Rodríguez y Mario José Medina se unieron para crear Nutriendo Puerto Rico. La inversión inicial de $5 millones está dirigida a impulsar tres áreas de labor. La primera es donativos, mentoría y talento; conectar líderes y organizaciones con soluciones de nutrición, salud y equidad es la segunda y la tercera zona de trabajo es fomentar la seguridad nacional como prioridad en los sectores públicos y privados. Al momento, la organización es dirigida por Ángela Díaz y el equipo también lo integran Verónica Llama como gerente de alianzas y Olivia Katz, como oficial administrativa. “Para tener seguridad nutricional hay que tener acceso a suficiente comida nutritiva, lo cual a su vez redunda en una vida saludable, por lo que Nutriendo Puerto Rico promoverá estrategias de seguridad nutricional, un concepto que interrelaciona la seguridad alimentaria, la salud y la equidad en el acceso a la alimentación”, señaló Gualberto Rodríguez, uno de los fundadores de Nutriendo Puerto Rico. “En Puerto Rico existe una preocupación seria por la inseguridad alimentaria, la cual empeoró durante la pandemia. Además del hambre que existe aquí, es alarmante el impacto que tiene la inseguridad alimentaria en la salud de las personas. De ahí el interés de Nutriendo Puerto Rico de enfocarnos en el problema de inseguridad nutricional, con un énfasis en la relación entre la seguridad alimentaria, la salud y los determinantes sociales que los impactan”, agregó Rodríguez. La joven organización ha aprovechado datos recientes. La profesora Uriyoán Colón Ramos, de George Washington University, participó de un estudio realizado en 2021 dirigido a medir el impacto de la pandemia en la inseguridad nutricional de Puerto Rico. Este reveló que el 63% de las personas entrevistadas admitieron sentirse ansiosas ante la accesibilidad de alimentos durante la pandemia. Durante ese periodo de emergencia mundial, la investigación confirmó que hubo un alza en el consumo de alimentos bajos en valor nutricional como bebidas azucaradas, snacks salados, arroz blanco, productos enlatados y dulces. “El consumo de alimentos altos en calorías, azúcares añadidas, sodio y grasas saturadas de baja calidad nutricional están asociados con marcadores de síndrome metabólico en Puerto Rico, contribuyendo a la alta prevalencia de obesidad y enfermedades relacionadas a la dieta. Por eso la importancia de trabajar con la seguridad nutricional redunda en mejorar la mortalidad y reducir las enfermedades”, señaló la profesora Colón Ramos. Este panorama se complica con el aumento sustancial en el costo de los alimentos debido a la inflación, que en Estados Unidos registró en enero el nivel más alto en 12 años y en Puerto Rico los precios son comparables y hasta más altos que en el continente mientras los ingresos familiares son más bajos. A pesar de que casi la mitad de la población de Puerto Rico recibe ayuda del Programa de Asistencia Nutricional (PAN), a más de la mitad de los puertorriqueños les preocupa la insuficiencia de alimentos y una tercera parte sufre de inseguridad alimentaria, según cifras compartidas por el Instituto de Estadísticas de 2015. Esta realidad es anterior a los devastadores huracanes, los terremotos y la actual pandemia. PRIMER PROYECTO El “Fondo de la Innovación en la Nutrición” es el primer proyecto filantrópico de Nutriendo Puerto Rico y tiene el objetivo de que los proyectos seleccionados para su apoyo aumenten la motivación para consumir alimentos nutritivos, los conocimientos o las habilidades para preparar alimentos nutritivos, así como el acceso a fuentes de alimentos costo-efectivos. En una presentación virtual celebrada en abril, el Fondo fue presentado por Gualberto Rodríguez durante la celebración del evento “Oportunidades y recursos para promover la seguridad nutricional de Puerto Rico”, que contó con la participación de la profesora Colón Ramos y funcionarios del Departamento de Agricultura federal (USDA, por sus siglas en inglés). El primer año se escogerán hasta cuatro proyectos a los cuales se les otorgará una subvención de $150,000 por tres años consecutivos, para que puedan desarrollarse al máximo. Las entidades seleccionadas contarán además con el respaldo de expertos en seguridad nutricional para fortalecer sus capacidades. “Con este Fondo queremos fortalecer modelos prometedores para promover la seguridad nutricional en Puerto Rico. La primera convocatoria de este Fondo abrió el 1 de abril, cuando entidades interesadas pudieron proveer información básica”, anunció Rodríguez sobre la convocatoria que cerró el 15 de abril. “A través del Fondo haremos inversiones de largo plazo en programas que busquen aumentar el consumo de comidas nutritivas entre personas de alto riesgo”. “A través del Fondo haremos inversiones de largo plazo en programas que busquen aumentar el consumo de comidas nutritivas entre personas de alto riesgo”, agregó el cofundador de Nutriendo PR. Para ampliar su red de colaboradores y propiciar la discusión del tema desde las perspectivas de investigación, políticas públicas y prácticas prometedoras, desde abril la organización lleva a cabo de modo virtual el ciclo “Serie de equidad sobre nutrición y salud”. Ya se ofreció el seminario, “Modelos exitosos para atender la seguridad nacional” y puedes disfrutarlo en el canal de YouTube, Nutriendo PR. Si interesas más información, visita nutriendopr.org.
“Observando con la NASA” estará tres meses en el Centro de Ciencias y Visitantes Fundación Ángel Ramos del Observatorio de Arecibo. ¿Qué presenta? Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Las fotos del espacio profundo nos encantan. Nos maravilla la oportunidad de ver agujeros en galaxias de tonos brillantes que parecen algodón, la formación de estrellas o el viento galáctico que sopla polvo y gas. La nueva exhibición que presenta el Observatorio de Arecibo comparte las herramientas y los datos que usan los expertos para lograr esas imágenes capturadas en la inmensidad del espacio. Se llama “Observando con la NASA” (OWN por sus siglas en inglés) y es una de las 10 exhibiciones que la NASA diseñó para compartir con 30 museos afiliados al Instituto Smithsonian durante el verano. En el Centro de Ciencias y Visitantes Fundación Ángel Ramos, ubicado en el Observatorio de Arecibo, la muestra permanecerá a lo largo de tres meses. La exhibición es interactiva. Su pantalla táctil te permite conocer las herramientas, los datos y las habilidades que los científicos espaciales de la NASA, y los expertos en visualización de datos, utilizan para crear las imágenes de los objetos del espacio profundo que tanto nos gustan. Prepárate porque podrás controlar telescopios robóticos, recibir sus datos de imágenes por correo electrónico y comparar sus propias imágenes con datos reales de la NASA. Los científicos de la NASA transforman los datos crudos de los telescopios en asombrosas astrofotografías para observar las formas, los colores y el movimiento de objetos en el universo; hasta la luz que es invisible para los ojos humanos, como la infrarroja o los rayos X, se puede convertir en imágenes coloridas. “Esta exhibición provee la oportunidad de no tan solo solicitar a uno de los Micro Observatorios de NASA en tierra que tomen una foto dirigida por el visitante, sino que les brinda la oportunidad de editar fotos tomadas por otros telescopios de NASA”, destacó Yasmin Santiago, directora Asociada del componente educativo en el OA. “Utilizando las herramientas que provee, permite resaltar áreas en los cuerpos celestes que no se ven a simple vista, facilitando el proceso de aprendizaje de nuestro público cuando hablamos del espectro electromagnético”, añade Santiago. APROVECHA TU VISITA Debes saber además que la exhibición interactiva “Sol, Tierra y Universo” ya regresó al Centro de Ciencias y Visitantes, luego de estar un año en el Centro Criollo de Ciencias y Tecnología del Caribe (C3Tec) de Caguas, tras la colaboración educativa entre ambas instituciones. “Estamos muy agradecidos del C3TEC y la Fundación Ángel Ramos por el apoyo y compromiso con el OA, que luego del colapso del telescopio nos abrieron las puertas para continuar la misión educativa que el OA tiene con Puerto Rico”, afirmó el doctor Carlos Padín, director ejecutivo del componente educativo del OA. “Sol, Tierra y Universo” incluye exhibiciones interactivas para visitantes de todas las edades. Sigue la secuencia de diseño-construcción-prueba de ingeniería para construir un modelo de nave espacial para tu propia misión al espacio. Puedes girar un cilindro que contiene 10,000 piezas, representando todas las estrellas que podemos ver desde la Tierra para localizar nuestro Sol, al igual que revelar imágenes ocultas con las mismas herramientas que los científicos de la NASA utilizan para explorar la fuerza y la energía del universo, que de otro modo serían invisibles. También incorpora el juego de mesa “Tu Misión al Espacio” que ayuda a los más chicos a conducir “rovers” a través de la mesa de la superficie de Marte. Estas divertidas experiencias presentan a los visitantes la investigación en curso de la NASA en los campos de heliofísica, ciencia de la Tierra, ciencias planetarias y astrofísica, y le ayudan a imaginar lo que depararía el futuro de la ciencia de la Tierra y el espacio. El Observatorio de Arecibo es operado por la Universidad Central de Florida (UCF) en alianza con la Universidad Ana G. Méndez, y Yang Enterprises Inc., bajo un acuerdo cooperativo con la Fundación Nacional de las Ciencias (NSF, por sus siglas en inglés). Para más información sobre reservaciones, campamentos de verano y visitas de público general, puedes comunicarte al 787-878-2612, extensiones 341, 312 ó 346. Sigue al Observatorio de Arecibo en sus redes sociales para que te enteres de sus nuevos ofrecimientos y logros: Facebook- Arecibo.Observatory, Instagram - @areciboobservatory y en Twitter- @NAICobservatory. Fotos / Suministradas
Viento en popa van los Domingos Culturales en El Bastión, en el Viejo San Juan, con sus espectáculos de artes circenses. Te contamos qué presentaron los artistas. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé El dúo Claroscuro narró con movimientos la historia de las abejas Mellifera y Apis. Foto / Javier del Valle Escuchar a una niña decir, “¡otra vez!”, debe ser el mayor de los cumplidos para los artistas que participan de los “Domingos Culturales” que la Asociación ACirc celebra en su sede El Bastión, contigua al Instituto de Cultura Puertorriqueña en el Viejo San Juan. Eso y los aplausos abundantes, sonoros, agradecidos. El Bastión abre sus puertas los domingos a las 11:00 a.m. para recibir al público en el espacio que ACirc ha convertido en su casa a fuerza de empeño y voluntad. Allí se celebran clases de artes circenses, se ensayan espectáculos y se presentan. Maximiliano Rivas durante el espectáculo dominical. Foto / Javier del Valle Pero el séptimo día de la semana está destinado al público. Puertas y ventanas se abren para que entre la brisa, las losas a cuadros blanco y negro aguardan elegantes y el Café Bastión está listo para servir desde café y popcorn hasta pastelillos y bebidas. Tras las consabidas tres llamadas al público, Maximiliano Rivas entró en personaje, ataviado como un elegante maestro de ceremonias. Rivas advirtió que “esta será una función compartida”, ya que espectadores pasivos no serían bienvenidos. “La haremos juntos”, aseveró y, a modo de calentamiento, invitó a la audiencia a hacer la ola, a practicar aplausos y silbidos. Integrantes de ACirc arrancan risas a la audiencia. Foto / Javier del Valle Con la expectativa en alto, llegó el espectáculo de danza moderna a cargo de Claroscuro. Los personajes Mellifera y Apis narraron con movimientos la historia de una abeja que le temía a las flores y cómo superó el miedo. Solo el zumbido de ambas “abejas” se escuchaba en una interesante puesta que conectó muy bien con los más pequeños. Luego del intermedio, regresó Rivas con otro personaje decidido a demostrar sus trucos, su ingenio y su agilidad para improvisar y maximizar el interés del público. Para deleite de los espectadores “salieron” bolas plásticas de su boca, una larga tira de papel y hasta caminó sobre botellas de vidrio en uno de los momentos más emocionantes de la tarde y que más aplausos provocó. Ese fue el espectáculo de la primera tanda, pero la jornada continuó a las 4:00 p.m. con el acto circense de CIA M+M. Las presentaciones que traen los Domingos Culturales continuarán durante el verano. Reserva la asistencia de tu grupo en www.elbastion.org. Fotos y vídeo: Javier del Valle