La sorpresiva muerte de Carmen “Tita” Rodríguez deja un vacío en United Way Puerto Rico, así como entre colegas del tercer sector que compartieron sus luchas. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé La fragilidad humana vuelve a recordarnos que no somos eternos. Con pesar nos enfrentamos hace ya varias semanas al fallecimiento de Carmen “Tita” Rodríguez, una de las voces principales de la organización United Way de Puerto Rico, estrechamente vinculada a la Iniciativa Preescolar de la Fundación Ángel Ramos. “No te puedes imaginar lo duro que ha sido para nosotros, para mi en lo personal”, reconoce Samuel González, director de United Way, fundación establecida en la isla desde el 1966. “Tita era mi hermana y los hermanos se pelean, se corrigen y se quieren, era una relación mucho más profunda que la de un empleado a lo largo de todos estos años”. Anteriormente conocida como Fondos Unidos, Rodríguez comenzó a laborar en United Way de Puerto Rico en el 1989. Se acercó luego del paso del huracán Hugo por nuestra isla, decidida a convertir la organización en su plataforma de ayuda al prójimo. Su experiencia positiva y su desempeño la llevaron a aceptar la oferta para integrarse al equipo como ejecutiva de cuentas en el Departamento de Campañas, desde donde trabajaba en esfuerzos de recaudación de fondos. De ahí pasó al antiguo Departamento de Presupuesto y Admisiones, desarrollando los Centros de Información y Referido -proyecto que evolucionó al actual “2-1-1 de Puerto Rico”-, la iniciativa de voluntarios “Haciendo Más”, así como el club “Me Importas Tú”, integrado por jóvenes de escuela superior que respondieron a su llamado para apoyar comunidades en necesidad. Recientemente se desempeñaba como directora del Departamento de Inversión y Estrategias Comunitarias y su trabajo fue instrumental para el desarrollo de todos los beneficios que recibe la comunidad en las propuestas y alianzas con el Departamento de Salud y en el programa “BienEstar”, que persigue promover buenos hábitos de alimentación en la niñez y estilos de vida saludables a través del movimiento. El programa APRENDO, que integra la Iniciativa Preescolar de la Fundación Ángel Ramos, fue otro de sus más atesorados proyectos. “El legado de Tita sobrepasa United Way y lo que es APRENDO. A ella la llamaban para pedirle opinión de todos los sitios; del gobierno, de la legislatura, de otras fundaciones. Hubo un cuatrienio que la Oficina de Donativos Legislativos le pidió ayuda y ella se trajo a la persona para acá y estuvo como un mes aprendiendo. También, ella participó del programa en la Universidad del Sagrado Corazón que tan buena educación ha traído a personas del sector. Tita es irremplazable, yo no veo cómo la vamos a sustituir, pero hay que seguir. El legado de ella nos lo impone”, asegura González. Porque con todas las dificultades que trae la pandemia, United Way Puerto Rico debe seguir sin ella, pero con sus enseñanzas. “Ella nos deja el amor hacia nuestras organizaciones y hacia las personas que ellas sirven. Eso es algo que siempre le preocupaba y las decisiones que tomaba, y las que me convencía a mi de tomar, llevaban a tener una visión bien amplia de que no se trata de un nombre, es una persona recibiendo servicios. A veces uno pierde esto de vista porque lo ve fríamente como X o Y organización, pero detrás hay 40 deambulantes o viejitos recibiendo comida, por ejemplo. Ella nos recordaba que el servicio no son nombres nada más”, subraya González. LO QUE SIENTEN SUS COMPAÑEROS El post en redes sociales de United Way Puerto Rico para anunciar su deceso refleja el sentir de sus compañeros ante su partida. “Quienes tuvimos el privilegio de conocerla, quererla, respetarla, admirarla y compartir días de trabajo, estamos seguros de que su existencia no ha terminado, ni se ha extinguido con su inesperada partida, pues deja un indeleble legado en actuales y nuevas generaciones. Quizás no hayamos podido, tenido, ni buscado la oportunidad de agradecerle todo lo que hizo por su país, pero siempre habremos de reconocer con sinceridad todos sus esfuerzos y gran apoyo dedicado al apoyo de nuestra comunidad”, lee el mensaje. Sus colegas en el tercer sector sienten de igual modo su partida física. Uno de ellos, José J. Oquendo Cruz, presidente y principal oficial ejecutivo P.E.C.E.S. agradeció a Dios “por la vida” que les regaló. “Tita fue una mujer incansable, con gran tesón, con gran compromiso con las obras sociales. Como educadora, luchó por el desarrollo educativo desde la niñez temprana hasta la vejez”, dijo Oquendo. “Nos deja un legado de amor al prójimo, servicio, compromiso con la palabra empeñada y, sobretodo, una ejemplar vida de integridad y verticalidad. Ella se enfocaba en infundir un espíritu transformador en las organizaciones en las que cifraba sus esperanzas, para que se produjera el cambio social anhelado. Agradezco la guía, el carácter y la disciplina de Tita", añadió el líder de PECES. A mediados de los 80’s, Rafael Torrech San Inocencio conoció a Tita. Recuerda que “su sonrisa constante y su chispeo de ojos” delataban su “aguda inteligencia”. “Es difícil calcular el impacto de la querida Tita en el tercer sector puertorriqueño, es prácticamente imposible. Desde el necesario cuestionamiento de un error de operación en una monitoría, seguido por una amplia sonrisa y la inmediata oferta de ayuda para arreglarlo juntos, hasta la cuidadosa selección de temas y recursos para adiestramientos y foros -a veces compulsorios (“porque lo necesitas”), Tita fue responsable de la capacitación de cientos de organizaciones locales. Esa capacidad adquirida se multiplica exponencialmente, por campos y ciudades del país, en una fortaleza institucional que deriva más y mejores servicios a los sectores que más los necesitan”, destaca Torrech. “Esa te la debemos, Tita. Gracias por tu recia perseverancia aún cuando tu salud te limitaba. Sabemos que, en esa otra dimensión, ya estás con alguien más que agradecido por tu obra”, culmina.
Siempre interesada en el presente y en el futuro de nuestra niñez, Carmen “Tita” Rodríguez fue una aliada incondicional de la Iniciativa Preescolar de la Fundación Ángel Ramos hasta su fallecimiento. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Hace 15 años, la Fundación Ángel Ramos (FAR) estableció la Iniciativa Preescolar (IP) para apoyar programas educativos dirigidos por organizaciones sin fines de lucro que establecen las condiciones ideales para que niños preescolares -entre los 0 y los 6 años- en Puerto Rico, reciban servicios de cuido y educación de alta calidad. ¿Cómo? A través de la capacitación del personal educativo y directivo de los centros escolares que atienden a dicha población. Una base sólida en esos años formativos puede crear las bases apropiadas para que el buen aprendizaje y el éxito en la escuela estén más cerca de los futuros estudiantes. Alcanza, de la Universidad de Puerto Rico; APRENDO, de United Way Puerto Rico; Certificación Montessori, del Instituto Nueva Escuela; Despertar Musical, del Conservatorio de Música de Puerto Rico e Integración de las Artes Visuales, del Museo de Arte de Puerto Rico, forman parte de esta iniciativa. Juntas crean currículos innovadores e implementan prácticas educativas idóneas, así como diseñan materiales y publicaciones educativas de alta calidad que integran a sus programas, entre otras metas. En década y media de labor, FAR ha invertido más de $10 millones en este proyecto que ha logrado impactar 78 municipios. A Carmen “Tita” Rodríguez, la Iniciativa Preescolar le atrajo de inmediato y, como tal, aportó para que fuera un proyecto con un futuro prometedor. El presente premió el esfuerzo de esta líder que creó y tendió puentes para la IP. Wanda Pacheco, coordinadora de la IP para FAR, destaca que prefiere guardar en su corazón la idea de que Tita estuvo “con las botas puestas hasta el último momento”. “Me quedo con su pasión, esa que la inspiró a dejar un legado sin precedente en el sector sin fines de lucro, en el trabajo por la niñez temprana y en la vida de tantas personas. Hoy reconozco y respeto la fuente que la impulsaba y agradezco haber tenido el privilegio de sentirme acompañada en este camino”, celebró Pacheco. Desde el programa APRENDO de United Way Puerto Rico, Tita fue uno de los pilares de la IP. Bárbara González, su coordinadora, identifica el continuo apoyo al desarrollo y al crecimiento de las organizaciones como uno de los más sólidos legados de la líder recién fallecida. “Estaba decidida a que las comunidades pudiesen desarrollar proyectos basados en evidencia científica y a que tuvieran un desarrollo sustentable. Para ella era un gran logro ver cuando las personas o las organizaciones podían cumplir con sus metas”, recuerda González. Su compañera de labores destaca que la afinidad de Tita con el apropiado desarrollo de los niños en edad temprana era evidente. “Era una de sus pasiones y a través de APRENDO pudo alcanzar esa población para mejorar su calidad de vida y la de las personas que trabajaban a su alrededor. Hay un vacío bien grande porque las aportaciones en términos de sus ideas, sus inquietudes, de sus conocimientos, estaban siempre ahí. En términos personales, su apoyo, su confianza y su deseo de que se cumplieran las metas -y su seguimiento hacia eso- era bien importante”, añadió la coordinadora de APRENDO. DOS PÉRDIDAS DIFÍCILES La IP ha enfrentado la pérdida reciente de dos de sus figuras pilares: Annette López de Méndez, del proyecto ALCANZA y Tita, de APRENDO. Pacheco las describe como “custodias irremplazables de la historia, de las bases y los fundamentos” de la IP, “de su tejido histórico y su razón de ser”. “Era un dúo que representaba la fusión perfecta entre la academia y la práctica en el servicio directo; siempre con la pregunta necesaria y el ojo en la fisura que se abre en el cemento para un cultivo. Así eran ambas en acción”, recuerda con nostalgia Pacheco. “Podríamos decir que eran las visionarias de la IP. Todas aportamos a la visión, pero ninguna como esas dos maestras juntas; siempre viendo más allá de lo previsto, de lo posible, siempre con el ojo puesto y los pasos encaminados hacia donde todavía estábamos descifrando”, insiste Pacheco. La meta de la IP está definida y el empeño de sus integrantes de cara al futuro sobra: los niños no solo lo merecen, sino que además lo agradecerán. Foto / Suministrada
Mentes Puertorriqueñas en Acción abre la convocatoria para su internado de verano PARACa 2021. Organizaciones y estudiantes, tomen nota. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Si durante el verano pasado, en el pico de la pandemia, se mantuvo contra viento y marea el internado de acción social PARACa de Mentes Puertorriqueñas en Acción (MPA), ¿cuál es la aspiración para este verano 2021? “Llegar al número de estudiantes que usualmente ubicamos en organizaciones y compañías: 25”, declara Alejandro Silva Díaz, director ejecutivo de la organización. PARACa es un internado veraniego de impacto social en el que universitarios desarrollan un proyecto en alguna organización sin fines de lucro o en una compañía privada con un departamento de responsabilidad social corporativa. Hasta el 28 de febrero se recibirán solicitudes tanto de alumnos como de organizaciones que interesen ser parte de la iniciativa que forma a ciudadanos sensibles a su entorno y a futuros líderes del tercer sector o del sector público del país. El proyecto está dirigido a universitarios y a recién graduados que interesan trabajar en proyectos sociales y está abierto tanto a residentes de la isla como a estudiantes en la diáspora. “Tenemos el deber de accionar desde la diversidad, entendiendo que nos queda mucho camino por recorrer para eliminar las inequidades de género, racial, clase social, entre otros, y eso es precisamente a lo que nos proyectamos mediante esta iniciativa”, indicó Andrea Zambrana Rosario, codirectora del programa. Problemas que requieren atención como la violencia de género, la conservación ambiental, el desarrollo comunitario y de política pública, así como el desarrollo de la niñez, entre otros, serán impactados mediante el programa. MPA seleccionará 25 jóvenes que formarán parte de módulos que apuntan a catalizar soluciones a nuestros dilemas sociales y a facilitar proyectos gestionados por organizaciones con fines sociales en el país. La experiencia veraniega constará de ocho semanas: comenzará el viernes, 4 de junio, y culminará el 31 de julio. Los participantes trabajarán 32 horas de lunes a jueves en conjunto con una organización sin fines de lucro, una comunidad o una empresa social, mientras que los viernes y los sábados tomarán talleres y realizarán viajes de campo con líderes comunitarios y otras entidades sociales. “Estamos aspirando a que la experiencia sea presencial, en la medida de lo posible en ese momento, pero las organizaciones y compañías deben saber que, si permanecerán trabajando remoto el resto del año, eso no los descalifica para recibir estudiantes. También el internado puede trabajarse de forma semipresencial, con el trabajo remoto en las organizaciones y nuestros talleres en formato presencial”, explicó Silva. La entidad que reciba a los alumnos puede ser de cualquier tamaño y debe tener la capacidad de supervisarlos en el desarrollo del proyecto social y, por lo menos, proveerles algún estipendio. “Nuestra meta es desarrollar líderes que incidan en procesos comunitarios, de organizaciones sociales y del tercer sector, y que trabajen en conjunto para crear propuestas que abonen al desarrollo socioeconómico de Puerto Rico. Desde Mentes Puertorriqueñas en Acción queremos insertar a los próximos líderes de la isla en espacios de toma de decisiones. Es importante la inserción social y cívica como vía para transformar a Puerto Rico”, puntualizó Silva. Para más información, visita www.mentespuertorriquenas.org/paraca o escriba a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. document.getElementById('cloaka75ca523f39025ebb100b5ea771ac306').innerHTML = ''; var prefix = 'ma' + 'il' + 'to'; var path = 'hr' + 'ef' + '='; var addya75ca523f39025ebb100b5ea771ac306 = 'andrea' + '@'; addya75ca523f39025ebb100b5ea771ac306 = addya75ca523f39025ebb100b5ea771ac306 + 'mentespuertorriquenas' + '.' + 'org'; var addy_texta75ca523f39025ebb100b5ea771ac306 = 'andrea' + '@' + 'mentesenaccion' + '.' + 'org';document.getElementById('cloaka75ca523f39025ebb100b5ea771ac306').innerHTML += ''+addy_texta75ca523f39025ebb100b5ea771ac306+''; .
Luego de celebrar que ganaron el Premio de Arte y Cultura en EnterPRize 2020 de Grupo Guayacán, Maximiliano Rivas cuenta cómo fue la experiencia de A-Circ en la competencia empresarial. Por Tatiana Pérez Rivera Ellos son el equipo directivo de ACirc. De pie, desde la izquierda: Kerem Torres, Maximiliano Rivas y Rashelle Burns. Sentados: Maite Rivera Carbonell y José Carreño. Foto / Suministrada / Juan Malavé “¡Ganáaaamoooos!”. Eso pudo gritar a los cuatro vientos el colectivo Asociación de Artistas de Circo y Artes de Calle de Puerto Rico (A-Circ) luego de resultar vencedor del Premio de Arte y Cultura en la competencia empresarial EnterPrize 2020 de Grupo Guayacán. El galardón de $20,000 es ofrecido en alianza por la Fundación Ángel Ramos y el Fondo Flamboyán para las Artes. “Para nosotros fue mágico porque teniendo en cuenta de que estamos en una época donde a nivel artístico no estamos pudiendo hacer mucho -hemos seguido desarrollando contenido artístico, pero a nivel económico desde el mes de marzo no hemos podido vender nada- la competencia para nosotros era importante porque íbamos a aprender cosas o a reafirmar cosas, pero también competíamos por dinero”, indica el artista Maximiliano Rivas, cofundador de A-Circ, organización sin fines de lucro creada en el 2013 con la meta de promover las artes del circo y las artes de calle. “Y aprendimos muchísimo, más de lo que pensábamos, y para colmo nos ganamos un premio, que eso nos permite seguir para adelante con la estructura de la organización sin tener que, por suerte, desemplear a ninguno de los empleados que tenemos, algo que es importantísimo para nosotros porque todos somos artistas. El premio para nosotros es aire”, agrega Rivas, quien se desempeña como director administrativo de la organización y Maite Rivera como directora artística. Es probable que conozcas su Circo-Fest, evento bianual de artes circenses que arrancó en el 2014 en el Viejo San Juan con el favor del público y que ha llevado versiones a otros puntos de la isla, o que los hayas descubierto a través de A-CircTV, el canal de YouTube mediante el cual ofrecen contenido artístico. La organización además brinda talleres y diseña campañas educativas a la medida, que refuerzan mensajes en las comunidades. Entre estas, destaca “La familia Pérez”, obra teatral que concienciaba sobre la importancia de la preparación ante un fenómeno natural con la que impactaron a más de 3,000 personas en conjunto con Mercy Corps Puerto Rico, entre otras. El colectivo también se hizo cargo de El Bastión, un antiguo edificio que revivieron en el Viejo San Juan para convertirlo en un centro cultural. “Primero decimos ‘vamos a hacer esto’, después ‘cuál es la complicación’ y entonces resolvemos. Con el tiempo te das cuenta de que hemos abierto camino en muchas cosas y la pandemia nos ha ayudado a acercarnos más a otras organizaciones y artistas y ellos a nosotros”. “Fue un ida y vuelta bien interesante”, reconoce Rivas el proceso de capacitación empresarial en la competencia que poco a poco conoce mejor el trabajo cultural. “Éramos 23 organizaciones y solo tres estábamos enfocadas al ámbito cultural. Durante el proceso estábamos negociando porque entidades como ACirc no nos basamos en desarrollar mayor ingreso, sino en mayor alcance para generar más impacto de la cultura en nuestra sociedad, ampliando nuestros límites a través de las redes sociales y el canal de YouTube. Nosotros aprendimos y ellos entendieron nuestra posición porque los lenguajes eran distintos”. Sin embargo, ocurrió que los lenguajes comenzaron a coincidir. “Vimos que había muchas cosas que ya las estábamos haciendo, algunas intuitivamente y otras porque las habíamos absorbido por cursos como los de Asesores Financieros Comunitarios. Nos dimos cuenta de que no estábamos tan mal”, dice jocoso ante la realidad asumida de que “nosotros somos artistas” y no le brindan prioridad a los números. ¿Se vieron como empresarios los artistas de ACirc? Sí, pero subrayando que su fin es el bienestar colectivo de la organización. “Que estemos bien todos”, aseguró Rivas. LA HORA DEL CAMBIO Ocho años siguiendo la misma fórmula requería de un cambio y abrieron la puerta a la posibilidad que ofrecían los mentores de EnterPRize 2020, “manteniéndonos fieles a nuestros ideales”. “Ellos empezaron a incorporar temáticas y recursos afines con nuestras necesidades porque al final nos dimos cuenta de que, las sin fines de lucro y las que sí lo tienen, teníamos un fin común y era buscar un bien a la sociedad que nos permitiera crecer”, destaca y agrega que ahora son “más prácticos y precisos”. Rivas participó de la capacitación de EnterPRize 2020 junto a Kerem Torres, encargada de Producción de la compañía. El romanticismo lo destinaron al proceso creativo y el pragmatismo tomó control de la administración, especialmente ahora que obtuvieron las exenciones contributivas de las organizaciones no gubernamentales. “Como no vendemos tornillos sino espectáculos”, dice Rivas, “la experiencia para allegar ingresos está limitada en la pandemia”. Aunque no quieran estar tanto tiempo atentos a lo administrativo, cada vez son una empresa más grande y procurarán “crecer de manera sana”. Ninguna de sus iniciativas se ha quedado varada en el área metropolitana y ACircTv ha cruzado el charco a otros destinos gracias a YouTube. El CircoFest fue cancelado por la pandemia y voló por la vía virtual donde se conectaron más de 180 mil personas en el mundo. El movimiento es constante en esta organización y su crecimiento también. “Sí, ha valido la pena como artistas, como gestores y como individuos”, acepta Rivas sobre el quehacer de la compañía y su camino de crecimiento. “A veces la vorágine de hacer no nos permite darnos cuenta, pero cuando alguien de afuera nos lo dice pensamos en eso”. “Primero decimos ‘vamos a hacer esto’, después ‘cuál es la complicación’ y entonces resolvemos. Con el tiempo te das cuenta de que hemos abierto camino en muchas cosas y la pandemia nos ha ayudado a acercarnos más a otras organizaciones y artistas y ellos a nosotros”, culmina sobre la importancia de compartir desde información hasta apoyo. El camino que despejaron es largo. El colectivo recarga energías porque sabe que queda mucha alegría por contagiar y muchas historias por contar. Fotos / Suministradas / Juan Malavé
Los ensayos reunidos en el libro Nos Otros, repasan la huella filantrópica en los pasados 25 años de la fundación gestada por Lourdes Miranda. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Lourdes Miranda, fundadora de Miranda Foundation, invitó a sus aliados filantrópicos a aportar ensayos incluidos en el libro. Foto / Suministrada Miranda Foundation revisa su ciclo de labor solidaria en la isla con el lanzamiento del libro, Nos Otros: voces protagonistas de una trayectoria de filantropía y solidaridad en Puerto Rico, que conmemora 25 años de gestión en la isla en diversas áreas. “Míralo aquí”, muestra el libro orgullosa Lourdes Miranda, creadora de Miranda Foundation, “este es el trabajo de todos”. La líder está emocionada porque los 18 ensayos incluidos en la publicación permiten ver los orígenes, la visión y la misión de la fundación que gestó en Estados Unidos y que luego trajo a su isla para impactar directamente a las comunidades. Del fructífero camino transitado dan cuenta personajes vinculados a esta obra como Andrea Barrientos Soto, Diana Campoamor, Nelson I. Colón Tarrats, Agustín Costa, Ramón E. Daubón, Alana Feldman Soler, Lucilla Fuller Marvel, Ana Yris Guzmán Torre, Cristina King Miranda, Rosalie López Castellanos, Arturo Massol Deyá, Lourdes R. Miranda, Amárilis Pagán Jiménez, Janice Petrovich, Ángel “Chuco” Quintero Rivera, Celina Romany Siaca, Marianne Ramírez Aponte, Tania Rosario Méndez y Lina M. Torres Rivera. Miranda invitó a los ensayistas incluidos, quienes han sido donantes o aliados filantrópicos a lo largo de 25 años. “Todos han tenido una relación estrecha con la fundación así que pueden hablar de primera mano sobre la obra que se ha logrado en las comunidades”, subraya Cristina King Miranda, hija de Lourdes. El texto recopila múltiples metas compartidas llevadas a feliz término. Doris E. Lugo Ramírez fungió como editora del proyecto editorial, para Isla Negra Editores, con la ayuda de King. “La experiencia fue brutal”, reconoció halagada King, “los ensayos me parecieron un diagnóstico de un Puerto Rico actual -en Estados Unidos y acá- de resistencia, de lucha, de mutuo apoyo y con un firme deseo de sacar este país hacia adelante. Todos estos ensayos avalan, nutren y profundizan el término de solidaridad que ella (Lourdes) propone”. Cuando Miranda comenzó a acuñar el término solidaridad en Puerto Rico hace 25 años -el premio que por 15 años otorgó su fundación se llamó Premio Solidaridad- “no era un concepto en la escuela filantrópica acá”, destaca King. “No se veía como propone el escritor Eduardo Galeano, que lo ve circular, sino de arriba abajo como una obra de caridad. El término propone que cada comunidad tiene las respuestas y las soluciones a sus problemas, por lo que hay que empoderarlos para que los resuelvan”, comparte King la filosofía que guió a su madre. Puedes adquirir el libro en las librerías Laberinto, en el Viejo San Juan; Casa Norberto, en Plaza de las Américas; Librería Norberto González, en Río Piedras y a través de las páginas de Miranda Foundation, www.mirandafoundation.org e Isla Negra Editores, www.editorialislanegra.com.