La Alianza Puertorriqueña por las Artes (APPA) propone fortalecer el sector cultural local e insertar el pensamiento creativo de las artes en la transformación de la isla. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Desde que se presentó la nueva Alianza Puertorriqueña por las Artes (APPA) el pasado mes, los mensajes de bienvenida en sus redes sociales han oscilado entre el ‘¡por fin!’ y el ‘qué falta hacía esto’ hasta el ‘yo quiero ser parte’. María del Carmen Gil, presidenta de la Junta de la APPA reconoce que la receptividad entre el público ha sido buena, especialmente luego de que el sector cultural demostrara tras las variadas emergencias vividas recientemente en la isla, su compromiso con el país y las maneras en que pueden integrarse a su desarrollo. “Hay mucho trabajo por delante, pero estamos muy contentos”, celebra Gil. María del Carmen Gil, al centro, durante la conferencia de prensa en la que se presentó la APPA. Foto / Robert Villanúa “Nuestra aspiración es ser un ente que pueda crear una red a través de toda la isla de organizaciones y artistas, que puedan beneficiarse de los proyectos y servicios que ofreceremos en apoyo al desarrollo de las artes y la cultura en Puerto Rico”, expone Gil y agrega que los miembros de la APPA podrán disfrutar de su Programa de Aliados. Trabajan un plan con ocho focos estratégicos -que pronto comunicarán- para que la APPA sea un centro de recursos variados para mejorar el bienestar de los gestores culturales, para impulsar su creación alrededor de la isla e insertar la educación en las artes con mayor rigurosidad en los currículos escolares del país. “Queremos que en la APPA los artistas y las organizaciones puedan conocerse, formar alianzas, educarse y continuar el desarrollo profesional tanto en las disciplinas artísticas como en las áreas de emprendimiento y gestión cultural. Como aliados ya tenemos a Asesores Financieros Comunitarios, a la Coalición Legal para Puerto Rico, Causa local, el programa ‘Finanzas en tus manos’ y seguimos sumando organizaciones que van a ir brindando apoyo y servicio a la Alianza. Sabemos que hay necesidad, nos preguntan ‘cómo puedo organizar mi gestión’, los artistas muchas veces tienen el deseo y la aspiración, pero no tienen el conocimiento en esas áreas”, sostiene. MÁS SOLUCIONES CREATIVAS La APPA destinará tiempo a la abogacía para propiciar política pública que pueda fortalecer y proteger la gestión cultural, así como para identificar fondos que garanticen la continuidad del trabajo de los creadores culturales. “Queremos trabajar en iniciativas concretas que puedan definir estrategias legislativas para apoyar el sector en asuntos de seguridad, de fondos para cultura, de salud, de beneficios para los trabajadores culturales, que la mayoría son cuentapropistas. Somos de los primeros que salimos a la calle cuando hay emergencias en el país, pero somos los últimos en quienes se piensa para beneficiarlos con ayudas”, lamenta Gil. “El pensamiento crítico puede transformar el país y eso lo logran las artes”. Para lograr ese salto en las condiciones de trabajo y de difusión de obra, contemplan alianzas con organizaciones pares, el gobierno estatal y municipal y el sector privado. Se planifican encuentros regionales para desarrollar directorios y fomentar el intercambio de recursos y experiencias. En materia de educación ya trabajan un currículo de talleres sobre diversos temas y se reunieron con líderes del Departamento de Educación y del Centro de Bellas Artes con miras a integrar un Consejo Asesor de Educación en las Artes. “Queremos ser parte medular, hacer análisis y recomendaciones para fortalecer el currículo escolar del país y que se extienda a sectores en educación pública, educación alternativa, escuelas Montessori porque cada niño tiene el derecho de recibir educación en las artes en su formación. Nuestra visión es hacer una transformación del país”, indica Gil. Están conscientes de que el cambio “no es proceso de un día a otro”, pero si tejen una “red sólida y participativa”, en la que juntos se capaciten y profesionalicen, el sector cultural debe fortalecerse. Los ciudadanos no solo lo percibirán en el aumento y la calidad de la oferta cultural, sino en “poder desarrollar la creatividad”. “Y la creatividad no es solo para pintar un cuadro sino para resolver problemas y para crear un mejor país. Las soluciones se encuentran al pensar las cosas diferentes y eso requiere un proceso creativo. El pensamiento crítico puede transformar el país y eso lo logran las artes”, acaba Gil. Entérate de las iniciativas de la nueva Alianza Puertorriqueña para las Artes en su página de Facebook, @alianzaprartes o escribe a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. document.getElementById('cloak0407f08d75c1ec8288ed25c69cbcd2db').innerHTML = ''; var prefix = 'ma' + 'il' + 'to'; var path = 'hr' + 'ef' + '='; var addy0407f08d75c1ec8288ed25c69cbcd2db = 'alianzaprartes' + '@'; addy0407f08d75c1ec8288ed25c69cbcd2db = addy0407f08d75c1ec8288ed25c69cbcd2db + 'gmail' + '.' + 'com'; var addy_text0407f08d75c1ec8288ed25c69cbcd2db = 'alianzaprartes' + '@' + 'gmail' + '.' + 'com';document.getElementById('cloak0407f08d75c1ec8288ed25c69cbcd2db').innerHTML += ''+addy_text0407f08d75c1ec8288ed25c69cbcd2db+''; . Fotos / Suministradas Robert Villanúa
La Corporación Milagros del Amor celebra 25 años de trayectoria mejorando las condiciones de vida de hombres y mujeres en nuestras calles. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Gladys Rodríguez, directora ejecutiva de la Corporación Milagros del amor. Foto / Javier del Valle Cuando el timbre suena en la puerta de la Corporación Milagros del Amor en Caguas, es muy probable que anuncie el cambio de una vida. El proyecto de la Primera Iglesia Bautista de Caguas celebra este próximo abril, 25 años de labor con personas sin hogar y en necesidad. “La Corporación Milagros del Amor no es un negocio, para nosotros es un ministerio de servicio y el modelo que utilizamos es el de Jesús, él no miraba la situación de la persona, brindaba la ayuda a todo el mundo por igual”, destaca Gladys Rodríguez sobre la organización sin fines de lucro que aprovecha la tradición de servicio que hace 120 años mantiene la iglesia bautista. La persona sin hogar que toca el timbre viene en busca de algunos de los servicios que ofrecen. Está el programa de vivienda permanente -Por mi hogar 1, Por mi hogar 2 y Veredas del río- que se nutre de fondos del Departamento de Vivienda federal (HUD, por sus siglas en inglés). Disfrutan también de las meriendas o de las compras de emergencia para familias que ofrece el Colmadito de Jesús Pedro Viera; de la ropa disponible libre de costo en el bazaar Rincón del Amor y de Espacio de mujer, un moderno ofrecimiento de duchas y área de aseo para damas. A eso se suman los servicios de trabajo social, manejo de casos y sicología que les permite encaminar sus vidas y dejar la calle. Mejorar su calidad de vida no solo implica conseguirles una vivienda adecuada, sino también ayudarle a superar situaciones como adicción a drogas o alcohol, analfabetismo, condiciones físicas o mentales. Equipo de trabajo de la organización que atiende personas sin hogar. Foto / Javier del Valle “Eso incluye también enseñarle a hacer una compra, un arroz, a lavar ventanas, a limpiar una casa, todo eso se trabaja en el área de desarrollo de destrezas de vida. Ahora con la pandemia les damos actividades para el hogar como kit para tejer, canvas para que dibujen y se entretengan un poco y no ocupen la mente en otras cosas”, enumera la directora. Ésta destaca que cuando se realiza un censo de personas sin hogar, suelen dominar los varones. “Hicimos Espacio de mujer para que la mujer sin hogar se pueda venir a bañar, no había un lugar en toda esta región para ellas bañarse, los hombres pueden hacerlo en Peregrinos”, dice Rodríguez sobre la organización de FUNDESCO con la que colaboran en el área. “Las alianzas son imprescindibles en el trabajo de las organizaciones sin fines de lucro. Tenemos la oportunidad de conocer otras organizaciones que brindan servicios como los de nosotros para en el momento en que llega el participante poder identificar cuál es la necesidad y ver cómo lo podemos ayudar y, si no tenemos los recursos internos, ver cómo estas otras organizaciones nos ayudan; de igual manera ellas nos refieren a nosotros”. Tras asearse, al igual que los participantes varones, las mujeres reciben un kit de higiene, de protección contra el COVID-19, ropa limpia, toalla, una frisa para las noches frías y ayuda social. SIN HOGAR POR MÁS DE UN AÑO Milagros del Amor se especializa en atender personas sin hogar crónicos, es decir, que no importa su trasfondo, llevan más de doce meses en la calle. Usualmente tienen pobre salud mental, adicciones a drogas y alcohol o una condición incapacitante, pero no es la única característica. Cualquier persona podría quedar en esta vulnerable situación luego de un problema de violencia de género, tras un divorcio en el que el excónyuge mantiene la residencia o tras la pérdida de trabajo. En el bazaar Rincón del amor, los participantes pueden adquirir ropa, zapatos y artículos para amueblar su nuevo espacio. Foto / Javier del Valle “Se sirve a Caguas y pueblos limítrofes con los programas de vivienda a través de HUD y bajo una sombrilla COC 502 cubre más pueblos en toda el área sur, pero generalmente los participantes que atendemos o nos refieren muchas veces migran de otros pueblos y los ubicamos en Caguas”. El trabajo con el participante incluye servicios variados que van desde apoyo sicológico, referido a programas de desintoxicación o albergues, identificación de residencia, asistencia con resumé y referidos a entrevistas de empleo o a adiestramientos con programas municipales. “A mí me ha sorprendido cómo hay personas que me han dicho que, saliendo de una iglesia, atendamos personas transgénero. Nosotros solo vemos la necesidad, aquí no estamos para juzgar a nadie, aquí se atiende a todo el mundo y si no tenemos el recurso lo vamos a buscar”, insiste firme Rodríguez. También se han enfrentado con la realidad de que, tras vivir bajo un techo, la persona no se acostumbre y prefiera regresar a la calle. Espacio de mujer permite a las féminas deambulantes bañarse y obterner ropa limpia, además de servicios sociales. Foto / Javier del Valle “No se adaptan e intentamos con nuestros recursos de que se quede, pero diferentes situaciones los hacen volver a la calle. No los podemos obligar a estar en una vivienda y nos duele muchísimo porque no es lo que quisiéramos. Cuando mantienen el espacio vemos el progreso de la persona y lo seguimos acompañando”, dice sobre relaciones de confianza que se fortalecen con el tiempo. Cuando el participante adquiere estabilidad, consigue empleo formal o se autoemplea, comienza a pagar la renta del espacio en el que vive. “Pero la mayoría de las veces pasan a otro programa. Si la persona es muy mayor, quizás va a una égida o pasa a vivienda pública, pero la mayoría están varios años con nosotros porque estos procesos no se dan de un día para otro, esto toma tiempo y eso es algo que a veces se le hace difícil entender a la gente. Lo importante es ser constante y mantenernos brindándoles el apoyo”, indica y menciona que las restricciones de sus programas son que el participante vandalice o destruya lo que se le ha brindado. Los participantes son llamados por su nombre en Milagros del Amor y Rodríguez procura mantener el ánimo de empleados que muchas veces cruzan las líneas de la empatía y llegan al cariño, “porque sentimos ese dolor del otro”. Entre los planes futuros -interrumpidos por la pandemia, pero listos para retomarse- está desarrollar proyectos que atiendan a adultos mayores, la prevención de jóvenes y la alfabetización. “No todo el mundo entiende que las personas sin hogar no están ahí por poca vergüenza, porque lo escucho mucho: ‘quién le mandó a estar ahí, perdió el tiempo’. Muchos de nuestros participantes han sido víctima de la malicia de otras personas y quizás no han tenido los recursos para poder salir de esos ciclos, así que necesitan gente que los pueda ayudar, que le den ese empuje y nosotros nos ponemos en su lugar y le damos el servicio. A veces es difícil lograr su confianza, pero trabajamos con ellos. Cada vez que vemos una persona sin hogar en la calle, es importante entender que fue un niño en algún momento y tiene una historia, que son seres humanos y que necesitan de nosotros”, dice Rodríguez. ¿Sabes cómo los participantes comprueban que los tratan con honestidad? Cuando los miran a los ojos. “Para ellos eso es bien grande”, culmina la directora. Hagamos nuestra parte. Corporación Milagros del Amor acepta donaciones: • Ropa para mujeres y hombres, mayormente delgados, y entre los zapatos el más requerido es tamaño 10. • Ropa interior nueva • Artículos de aseo • Alimentos no perecederos para el colmado Más información: 787/745-4605
Esta joven compañía teatral cruzó el umbral hacia el mundo profesional y da sus primeros pasos adoptando una mentalidad empresarial. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Vistazo exterior a parte de la producción "Así no era". Cuando el telón bajó para ellos luego de la puesta en escena “Los nietos”, presentada como parte del Festival de Teatro Puertorriqueño del Instituto de Cultura Puertorriqueña en el 2019, se despidieron entre lágrimas. No sabían en ese momento que la compañía que comenzaron como un laboratorio en el 2014 durante sus años en el recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico, seguiría creciendo hasta convertirse en un proyecto cultural profesional. Se llama La Bicicleta y es una compañía teatral que crea contenidos en conjunto y aprovechando sesiones de improvisación. “La Bicicleta es creación teatral que se basa en la metodología de dramaturgia actoral, esto quiere decir que las piezas son creadas con ejercicios colectivos; todas nuestras piezas son completamente originales”, describe Melissa Orsini, integrante de la compañía que además cuenta con la dirección del profesor Heriberto Feliciano y que tiene entre sus miembros activos a Noelia Loiz, Deddie Almodóvar y Yan Carlos Ramos. A la distancia colaboran Jafet Ortiz, Janilka Romero e Ian Robles, quienes culminan sus maestrías en el exterior. “La mayoría de las compañías escogen una pieza que ya fue escrita y tienen una figura del director que es quien monta toda la pieza. En nuestro caso, nosotros partimos por lo general de improvisaciones y jugamos tejiendo la historia de manera colectiva”. Juego en el buen sentido de la palabra, porque cada actor está incorporando algo. “Si nosotros incorporamos distintas técnicas partimos de improvisaciones; desde el cuerpo en algunos momentos o a través del diálogo. Hacemos ejercicios de escritura y así todes vamos proponiendo personajes, creamos cómo se van dando esas relaciones hasta que se crea una historia. De esa manera el proceso es bastante colaborativo, lo que lo saca de lo que es el teatro tradicional como lo conocemos”, indica Orsini. En su periodo universitario, la compañía creció bajo la guía del profesor de la UPR, Heriberto Feliciano, quien reconoció el deseo de los entonces estudiantes de explorar fuera de la academia y hasta se ha mantenido con ellos. Integrantes de La Bicicleta. “En ese momento el trabajo se hacía más similar al teatro callejero, eran piezas movibles que se pudiese montar el escenario en el momento y hacer un happening para que las personas pudieran ver las obras. Eran en la universidad o como preámbulo a otras piezas que se estuviesen presentando mientras la gente estuviese en las filas, por ejemplo. Llevamos una pieza a España, a la Universidad de Murcia y a la Complutense. Luego en el 2018 nos incorporamos de manera oficial como una compañía de teatro profesional”. En el 2019 también realizaron una residencia artística en :Pública Espacio, organización ganadora del Premio de Arte y Cultura en la competencia empresarial EnterPRize 2019 de Grupo Guayacán, y disfrutaron de un mes de adiestramiento en técnicas teatrales en Casa Mala Yerba en Ecuador. Entonces llegó la pandemia. EN LA OLA VIRTUAL “Nos acogimos a la modalidad virtual, no nos quedó remedio, y se dieron estos espacios de creación que nos inspiraron a tener otras alternativas como es tener nuestras piezas documentadas y accesibles. Hicimos una que fue parte del Festival, fue híbrida y las personas que se dieron cita a la presentación en vivo también tuvieron la opción de ver otros momentos específicos que se diseñaron para la cámara a través de la plataforma Zoom. Se dieron estos dos puntos de conversación a la par y esto ha atraído mucho porque nos dio la oportunidad de experimentar y de tener otra visión cinematográfica dentro de lo que es el teatro. Creo que ahora las oportunidades son infinitas”, sostiene. La transición de los sueños estudiantiles a un mundo real marcado por la pandemia no los ha amilanado. Collage de algunas producciones de la compañía. “Lo más importante ha sido reconfirmar por qué hacemos este trabajo. Cuando se dio la pandemia, nosotres no sabíamos si íbamos a crear algo, si íbamos a meternos en esta ola de la virtualidad. Empezamos a reunirnos por Zoom, a manera de mantener comunicación y explorando y haciendo ejercicios. Tuvimos una temporada de talleres que nos dimos entre nosotros compartiendo conocimiento y a la vez explorando unas plataformas, y de esos ejercicios fueron surgiendo inquietudes y decidimos ‘ok, vamos a ver qué sale’ porque claramente teníamos algo que decir. La Bicicleta ha servido como espacio para expresarnos a través del oficio”. Ese trabajo fue seleccionado para figurar en otra edición del Festival de Teatro Puertorriqueño del ICP. “Gracias a eso pudimos hacerlo porque siempre hemos luchado con conseguir los fondos para poder producir”, dice y recuerda que vendieron pizza, café, libros y ropa para costear el viaje a España. “…creamos improvisando; ponernos el reto es una manera de seguir manteniendo esa picardía que da el teatro, tenerla viva”. Adoptar una mentalidad empresarial fue la lección aprendida en EnterPRize, competencia en la que participaron en el 2021. “Lo mejor que nos dio fue organización, una visión muchísimo más clara para tener todo al día para poder ejecutar. Antes de eso no teníamos ningún conocimiento de cómo administrar una compañía”. Ahora culminan los aspectos legales requeridos para poder operar y solicitar las debidas exenciones contributivas y se proponen seguir alimentando a la comunidad que ya han establecido. De ahí surge el “12 hour challenge” que les permitirá llegar a lugares y personas que se conviertan en anfitriones de sus espectáculos mientras ellos crean un trabajo nuevo. “También nos sirve para la práctica, porque creamos improvisando; ponernos el reto es una manera de seguir manteniendo esa picardía que da el teatro, tenerla viva”, culmina Orsini entusiasmada. Donde hay reto hay posibilidad; rueda La Bicicleta. Fotos / Suministradas
Conversamos con participantes de la Corporación Milagros del Amor sobre la posibilidad de dejar atrás antiguos estilos para mejorar su calidad de vida. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Edwin Hernández y su intérprete, Luis Zayas. Foto / Javier del Valle Imagina que no entiendas a nadie y vivas en un mundo de silencio. Ese era el día a día de Edwin Hernández, quien con más de 60 años vivía en la calle sin poder escuchar, sin leer, escribir o conocer el lenguaje de señas. Gracias a un referido, el participante sordo fue contactado por la Corporación Milagros del Amor quien lo ha ayudado en varios aspectos de su vida. Contactaron a Luis Zayas, intérprete con vasta experiencia en la gestualidad de la comunidad sorda, para que entablara un proceso de comunicación con el participante. Se le consiguió un hogar, disfruta de los servicios de sicólogo y trabajador social y su manejadora de casos, Katicia López, comenzó a tomar clases de lenguaje de señas junto a él para poder establecer un mejor vínculo. “Para mí ha sido un reto, no niego que a principio tenía un poquito de miedo por la comunicación, pero después que fui a las clases con él, me fui interesando mucho más y la comunicación con él es efectiva conmigo. Me ha funcionado el lenguaje de señas y me encanta poder ayudarlo”, cuenta López. Agrega que Hernández sabe cocinar “bastante” y se le ha dificultado manejar términos de relaciones familiares. “Le enseño imágenes, es muy inteligente. Para la edad que tiene capta muy rápido. Tengo muchas cosas positivas y buenas para él”, anticipa su manejadora de casos. Katicia López, manejadora de casos, comenzó a educarse en lenguaje de señas junto a Edwin para poder comnunicarse con él. Foto / Javier del Valle Durante la entrevista con Oenegé, Hernández está acompañado por su intérprete Luis. Señala que “todo mi entorno ha sido diferente, todo a mi alrededor ha cambiado”. “Y con las señas he ido aprendiendo a poder comunicarme, a ir hablando y estar mucho mejor, estar más tranquilo. Yo soy sordo y he aprendido señas de comida, de ayuda, de mi vida”, agrega. “Yo estoy feliz, me siento bien, como si estuviera de vacaciones, libre”, dice agitando los brazos. “Él tiene mucho deseo de progresar, ha aprendido rápido y la manejadora de casos también. Se han dado cosas muy lindas con él, lo vemos contento, tiene un hogar -diferente a las condiciones que estaba-, la casa está bonita, recogida, limpia y seguimos trabajando. Ha recibido servicios de MAVI, (Movimiento de Vida Independiente) así que ha sido bueno”, señala Gladys Rodríguez, directora ejecutiva de Milagros del Amor. CARMEN QUIERE CAMBIAR En Espacio de mujer, un área en la organización destinada a que mujeres sin hogar se aseen, conversamos con Carmen (nombre ficticio), participante que hace solo dos meses acudió en busca de un lugar para bañarse. Al día siguiente regresó, decidida a aceptar ayuda para manejar su adicción a drogas, la vida en las calles y retomar la relación con sus hijos. “He estado en las calles por más de 20 años deambulando por pueblos, en edificio vacíos, en ‘shootings’ (hospitalillos). Llegué un día a Caguas y me metí a un caserío y me quedé en uno de los ‘shootings’”, recuerda. Carmen (nombre ficticio) nos contó sus planes ahora que dejó las calles. Foto / Javier del Valle Una joven de la organización Sanos le recomendó que acudiera a Milagros del Amor en busca de ayuda. “Dije, ‘voy a aprovechar esta oportunidad que Dios me está dando’”, recuerda. Cuatro fallecimientos de personas cercanas el año pasado la desestabilizaron. Antes de eso, una infancia marcada por el abuso físico y sexual suele perseguirla, aunque asegura que se formó como contable y llegó a trabajar en instituciones bancarias, en supermercados, en centros de envejecientes, como ayudante de maestra y es bilingüe. “Y mírame aquí, la gente no sabe”, dice la mujer de 50 años. Tiene cuatro hijos “bellos y preciosos” entre las edades de 34, 30, 27 y 26 años, que se han mantenido lejos de las drogas, y diez nietos “maravillosos”. Con dos de sus hijos mantiene comunicación diaria porque “los necesito al lado mío” y tiene como meta superarse para ayudar a su hija menor. “A mí me gusta hacer de todo, cocinar, estar activa ayudando a la gente”, cuenta Carmen. “Una vez me metí en una casa y la arreglé poquito a poco y yo cocinaba para los deambulantes -y yo era deambulante- pero no dejaba a nadie sin comer. Debido a las circunstancias me fui. Hago de todo, aunque sea trabajo de hombre, aunque sea ligar cemento, pero sobre todo ayudar a la gente; será porque he ‘pasao’ por lo mismo, yo dejo de ser mía para ser de los demás. Soy adicta, he sabido quitarme mi pan para dárselo a otro y no me importa, he tenido dinero para mi cura y he sabido dárselo a otro que lo necesita más que yo y lo hago sin dolor. Llevo sufriendo desde pequeña, pero Dios me dio este corazón. Si estoy bien me gustaría ayudar a la gente de la calle. Algún día me voy a pegar para comprar un terreno bien grande, hacer un edificio bien grandote y llevármelos para allá y darle la ayuda que necesitan”. Raquel del Rosario Rodríguez, manejadora de casos, asegura que los participantes no deben ser juzgados cuando se les brinda ayuda. Foto / Javier del Valle Eso sí, Carmen tiene otra cualidad que la ha mantenido a flote. “Lo bueno mío es que yo tengo mucha fuerza de voluntad, yo me caigo y me he sabido levantar”, dice la mujer que fue ubicada en el Hogar El Camino porque “ya estoy cansá de la calle, de tanto golpe y maltrato y ya dije ‘basta’”. “A personas como Carmen hay que darle mucho apoyo y seguimiento para que tengan todos los servicios tanto de sicólogo como de manejadora de casos que necesita”, explica Raquel del Rosario Rodríguez, su manejadora de casos. “Que sientan que no están solos, monitorearlos, llamarlos, motivarlos, verificar cómo se sienten y, si uno identifica algo, referirlo. Ella llegó porque quería bañarse, le explicamos los servicios y se fue contenta. Regresó al día siguiente y la ubicamos. Aquí hay empatía no hay rechazo, ella ve que no la juzgamos y eso es bien importante porque la tratamos con dignidad, como todo ser humano debe ser tratado”, agrega del Rosario quien insiste en que uno debe tratar a los demás “como te gustaría que te traten a ti”. Afirma también que a Carmen “le veo muchas posibilidades porque está preparada”. “Y ella tiene algo: se cae y se levanta, mucha fuerza voluntad y eso es imprescindible para muchas cosas en la vida”, culmina. Que no se agote la empatía en Milagros del Amor. Fotos / Javier del Valle
En este año 2022 celebramos y conmemoramos la vida de un hombre que transformó los cimientos de las comunicaciones en la isla y cuyo legado histórico continúa impactando las vidas de miles de personas Hace 120 años… Siendo aún un adolescente Ángel Ramos se mudó de su Manatí natal al Viejo San Juan, donde se integró a la vibrante escena editorial de la capital. En el 1902 nació en Manatí, Puerto Rico —en un hogar sencillo y de gente trabajadora— Ángel Miguel Ramos Torres, un niño que se convertiría en uno de los empresarios más destacados del país como administrador y fundador de la empresa de telecomunicaciones más importante de Puerto Rico y un verdadero pionero de las comunicaciones. Conmemorar este aniversario es motivo de orgullo para la Fundación Ángel Ramos, que honra su legado con su nombre y con cada gestión a favor de promover la movilidad social en la isla. Su historia de vida es testimonio de lucha y de éxito. Fue criado por su madre doña Braulia Torres, pues su padre falleció siendo él muy pequeño. Como muchos niños en la época, desde temprana edad, en su Manatí natal, trabajó en la pequeña imprenta de su pueblo y en la panadería de su tío donde despachaba dulces al salir de la escuela. Era un lector voraz y su interés en la lectura le llevó a adelantarse en algunas materias y a servir de tutor de sus compañeros de escuela. Siendo apenas un adolescente, se muda solo a San Juan y comienza a trabajar en el recién estrenado periódico El Mundo (fundado en 1919 por los Hermanos Real, una familia canaria de larga tradición en el mundo editorial de la isla y en su España natal). Ramos comenzó como voceador, cantando por las calles del Viejo San Juan, las novedades noticiosas de las ediciones mañaneras y vespertinas del diario. Pero muy pronto, su talento y enfoque le fue abriendo puertas. Trabajó cerca de los tipógrafos y conoció la interioridad del negocio, al punto de que con tan solo 24 años fue nombrado administrador del periódico que poco a poco ganaba terreno como el principal del país. A los 24 años Ramos se convirtió en administrador del periódico El Mundo, luego de haber aprendido todas las áreas del negocio, desde laborar en las calles como voceador, hasta trabajar en los talleres junto a los tipógrafos. Con el paso de los años, Ramos se convierte en el dueño del periódico y en un gesto empresarial de visión de futuro, decide adquirir a WKAQ Radio, emisora que bautiza como Radio El Mundo. Su figura no solo alcanzó prominencia en Puerto Rico, sino que su perfil como empresario de medios de comunicación, lo llevó a ostentar importantes posiciones en instituciones internacionales como la Sociedad Interamericana de Prensa; además de recibir reconocimientos como el prestigioso premio María Moors Cabot que otorga la Universidad de Columbia en Nueva York; afianzando así su lugar como una figura principal e influyente en Puerto Rico y en la región. Su constante reflexión de cara al futuro lo llevó a mantenerse al día con las últimas tecnologías y fue así como participa y gana la carrera por traer la televisión a Puerto Rico. Ramos crea a Telemundo y consigue convertirla el 28 de marzo de 1954 en la primera televisora en transmitir en Puerto Rico. De este modo, Ramos creó lo que hoy día podría denominarse el primer conglomerado mediático puertorriqueño, aunque en la época era un concepto inexistente. Su visión futuro lo llevó a adquirir WKAQ Radio —la cual denominó Radio El Mundo— y a convertirse en el empresario que logró exitosamente traer la televisión a Puerto Rico, al fundar Telemundo en el 1954 y ser la primera estación en transmitir una señal en la isla. Durante la década del 50, Ramos se dedicó —además de a la exitosa administración de las empresas— a imaginar y diseñar el futuro de los medios en el país. Lideró y trabajó en la conceptualización de un edificio enorme, en el mismo corazón de Hato Rey, en el que no solo estarían las empresas El Mundo (el periódico, la emisora radial y la televisora), sino que se incorporarían agencias de publicidad y relaciones públicas, además de abrir paso a empresas derivadas. Durante esos mismos años y en diálogo con su esposa Tina, gestionó la creación de una fundación filantrópica, a través de la cual esperaba encaminar sus proyectos de ayuda a la comunidad. Tristemente, Ramos no logró ver su sueño materializado pues falleció de una afición cardíaca, en el 1960 a los 58 años. Sin embargo, su viuda Tina Hills, no solo logró exitosamente encaminar, desarrollar y expandir la Fundación Ángel Ramos —hoy día una de las principales del país— sino que hizo exactamente lo mismo con las Empresas El Mundo, las cuales disfrutaron de décadas de crecimiento y labor en el país. Su historia es la de un joven con conciencia de su presente, con curiosidad por el pasado y con hambre de futuro que logró convertirse por derecho propio en un modelo de empresarismo para todo Puerto Rico y en todo un visionario que trazó los caminos para el futuro que logró vislumbrar. Hoy y siempre la Fundación Ángel Ramos celebra su vida, su legado y su inmensa aportación a Puerto Rico y al mundo.