La organización gestiona el desarrollo de las artes circenses en el país, utiliza el arte como herramienta de desarrollo comunitario y fortalece el ecosistema artístico con sus estructuras administrativas. Conoce la labor de esta finalista al Premio Tina Hills 2024. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Maximiliano Rivas y Maite Rivera Carbonell, co fundadores de ACIRC Quizás los conociste cuando en el 2014 estrenaron el multitudinario evento de arte callejero, CircoFest, en el Viejo San Juan. Mucho ha cambiado desde entonces para la Asociación ACirc, organización sin fines de lucro que ha aprendido a navegar el incierto mundo de la gestión cultural hasta convertirse en fuente de apoyo para otros que buscan establecer sus proyectos culturales alrededor de la isla. Desde su sede en El Bastión, antiguo espacio del Instituto de Cultura Puertorriqueña que renovaron hace siete años, no sólo ofrecen espectáculos, sino que además reciben estudiantes que visitan su huerto, artistas que toman cursos, ensayan y presentan espectáculos o gestores culturales que aprenden a formalizar sus operaciones como han hecho ellos con disciplina. “Con los años nos dimos cuenta de que esta piedrita que habíamos empezado a generar y a pulir tenía más potencial y, hoy por hoy, ya nosotros hemos asumido el rol de buenos empresarios culturales que somos para poder pasar esa informacion a otras organizaciones culturales. Esto que nosotros hacemos, no somos los únicos; mientras más organizaciones surjan para conseguir que este fin se concrete, vamos a tener un país mejor, un mundo mejor”, explica el artista Maximiliano Rivas, cofundador del proyecto junto a Maite Rivera Carbonell. La influencia del arte en el desarrollo del ser humano lo conocían de sobra. El arte de administrar una entidad, no. Poco a poco fortalecieron la opertación de su organización para que fuera rentable y sus artistas no vivieran con carencias. “Muchas veces nos dicen ‘ustedes tienen más estructuras que algunas agencias gubernamentales’ y nosotros nos dimos cuenta con el tiempo que la estructura no está mal, al contrario, nos ha ayudado a seguir creciendo. Esa estructura es la que aspiramos a transmitirle a los colectivos cercanos, a artistas, técnicos, al mismo público. Gracias a la formación de Asesores Financieros (Comunitarios) es que hemos logrado que este proyecto -que sigue en su esencia siendo lo mismo-, sea uno vivo, que está atendiendo las necesidades de la comunidad artística y de la comunidad que recibe nuestros proyectos”, agrega Rivas. El Bastión en el Viejo San Juan pasó a convertirse en la sede de la organización que ha sido reconocida como finalista del PTH por segundo año consecutivo. Convertirse en “empresarios culturales” requirió tiempo. “Desarrollarnos fue un proceso”, admite Rivera, también artista. “Nosotros empezamos entre colegas, todo ad honorem, hacíamos todo gratis, hacíamos lo que podíamos. Después del segundo Circo Fest, nos dimos cuenta ‘espérate, es que nosotros tenemos una empresa cultural y tenemos que asumirlo’, y empezamos a hacer clic de cómo tenemos que organizarnos nosotros internamente y como una organización administrativa cultural”, agrega Rivera. Cuando Rivas escuchaba el cumplido de que eran “tremendos empresarios”, lo tomaba como una ofensa. “No tengo que ver con los empresarios, soy artista”, decía entonces. “Pero un día, un señor me lo dijo muy claro, ‘tienen la visión del empresario porque ustedes ven algo donde no existe nada y se enfocan en desarrollar ese algo, esa idea la concretan y se transforma en algo exitoso. Los proyectos de ustedes surgen de ustedes, no tenían un referente’. Ahí fue que dije ‘claro es verdad, si lo veo de ese lado, el empresarismo cultural tampoco está mal’. Si realmente nosotros cogemos la estructura de lo que es el empresarismo y lo llevamos a lo que nosotros necesitamos, que es tener la posibilidad de brindar trabajo a nuestro equipo administrativo, a nuestros colegas artistas, y a técnicos, podemos generar un movimiento económico a través de un buen producto cultural”, comparte Rivas el cambio de mentalidad. DE GIRA POR LA ISLA Merci Caraballo González es artista y diseñadora gráfica y trabaja en una residencia creativa en El Bastión con la obra “La danza”, inspirada en sus raíces puertorriqueñas y el arte circense. Poder identificar lo que sólo ven los artistas les viene como anillo al dedo en su trabajo comunitario, donde estimulan valores de crecimiento. ACirc también realiza una gira anual por varios pueblos de la isla, en la que no sólo ofrecen talleres en artes circenses y espectáculos, sino que además incentivan a los municipios a realizar iniciativas similares y a retomar sus plazas públicas como espacios de esparcimiento. “La Asociación comenzó con la idea del Circo Fest, que es un impacto directo a la comunidad y es un proyecto gratuito para todo el público, llegamos a la comunidad en primera persona. Logramos hacer exposición del arte de Puerto Rico y de los internacionales, que les dan talleres gratuitos a los artistas de acá. Tiene un impacto muy fuerte en la comunidad. Desde el inicio hacemos una gira, todos los años visitamos a Vieques o a Culebra, lo alternamos, damos talleres gratuitos a los estudiantes y hacemos un show con la comunidad. De ahí vamos a tres municipios más todos los años. Tenemos una necesidad de llegar a todo Puerto Rico. El impacto social es una de nuestras misiones, todo lo que nosotros hacemos, nuestro arte, que además genere un desarrollo económico en nuestros artistas. Nosotros queremos erradicar esa visión de que el artista tiene que vivir en precariedad, no queremos eso porque el arte también es una manera de ganarse la vida”, subraya Rivera. "Esto que nosotros hacemos, no somos los únicos; mientras más organizaciones surjan para conseguir que este fin se concrete, vamos a tener un país mejor, un mundo mejor”. Maximiliano Rivas, cofundador del proyecto junto a Maite Rivera Carbonell. ACirc no se limita a trabajar en la zona metropolitana. Rivas explica que por lo general visitan municipios “en el interior de la isla y las islas municipio, con la filosofía de que ellos también tienen que ser gestores y precursores de ese desarrollo que pretenden”. En la gira ya participan artistas locales. Cuando arriban a las comunidades, disfrutan ver la evolución en la mentalidad de los niños y jóvenes gracias a los talleres de arte. “Es una cuestión de filosofía, de cómo tú quieres ir por la vida, da igual si eres artista o agrónomo, cada vez me convenzo más de que da igual lo que decidas hacer en la vida dentro de tu función social, lo importante es que lo hagas con esa conciencia de que va a tener un impacto positivo para tu entorno”, opina Rivas. En estos años de labor, Rivera se ha percatado de que, por lo general, “la traba mayor está en la cabeza”, por eso insisten en la educación y su manera de enseñar es “haciendo”. “En el momento en que tú ves que algo va a mejor, tú observas y dices ‘¿qué ustedes hicieron?’. La gente se acerca y nos pregunta cómo hicieron esto y nosotros somos de libro abierto porque, como decía Maximiliano, queremos que esto se replique, que sea contagioso, que todo el mundo entienda que más allá de que tú seas artista o que tengas que ver con el arte, lo que quieras hacer puedes hacerlo, pero tienes que ponerte a hacerlo. Eso es lo básico dentro de la mentalidad para que la rueda empiece a rodar”, puntualiza Rivera. ACirc procura no depender de fondos o entidades exclusivamente, así que encaminan su solvencia económica sometiendo distintas propuestas y vendiendo sus servicios. “Brindamos talleres, espectáculos, damos charlas, hacemos team buildings, alquilamos el espacio, tenemos un huerto comunitario donde vendemos plantinos, nos fuimos diversificando para que cada acción tenga una vuelta. No todo es económico, también es que venga una escuela de bajos recursos a visitar el huerto y se lleven plantinos, pero siempre tenemos un proyecto”, asegura Rivas. ELEVANDO LA VARA Christopher Nomar Pellot, director ejecutivo de Ciudad Museo, conoció a ACirc como voluntario de su CircoFest y ha recibido mentoría para el desarrollo de la entidad cultural que lidera con sede en Añasco. Artista que regale su trabajo, no necesariamente honra sus horas de estudio, trabajo y atención al detalle. Rivera insiste en que es fundamental que el artista comprenda que “tu producto tiene un valor”, al gestionar su carrera. “Para eso está la Asociación, es una herramienta muy fuerte. En el momento que nos llegan contratos para hacer X actividad, sabemos que ya hay un presupuesto para que ese artista tenga un buen salario, es realmente hacer y buscar la manera de que ese círculo siga rodando para que salgan más actividades y estén dentro de un pago digno para los artistas”, propone Rivera. Por otro lado, Rivas reconoce que la práctica de salario justo para los artistas “es un proceso de educación para todos lados”. “Nosotros educamos a los clientes que nos llaman para hacer eventos privados en El Bastión. Nuestra fórmula es que los que tienen capital les cobramos, pagamos el salario de nuestros artistas, quedamos con un por ciento para la organización y nos ayuda a poder cubrir cuando tenemos un capricho y decimos ‘vamos a Culebra a poder dar talleres porque lo paga la Asociación’. Nos damos a la tarea de educar a los artistas para que ellos también levanten su listón de responsabilidad, de ejecución. Fue todo un trabajo de educar que ACirc paga bisemanalmente, es contra factura, si no tienes tu Registro de Comerciante no te va a pagar, tienes que tener tu documentación al día y no pagamos cash. Nos hemos dado a la tarea de generar esa estructura y traspasarla a ellos para que entiendan que, si trabajas con nosotros, nos paguen o no nos paguen, a ti te va a llegar el dinero a tu cuenta, porque eso nos pasa, tenemos contratos que pasan seis meses y no nos han pagado. Hemos levantado el listón, con lo poco que tenemos a veces. Damos adiestramiento para que tengan autonomía, para que confíen que lo de ellos vale y la estructura para llegar a esos acuerdos”, sostiene Rivas. Una entidad que ha disfrutado de la mentoría de ACirc es la organización sin fines de lucro Ciudad Museo, con sede en Añasco. Dedicada al muralismo, comenzó como un proyecto escolar en el 2015 y en el 2018 formalizó su gestión. Christopher Nomar Pellot, director ejecutivo de Ciudad Museo, conoció a ACirc como voluntario de su CircoFest y se familiarizó con “el legado y el trabajo que habían hecho”. “Yo sabía que necesitábamos la guía de personas que llevan más tiempo dentro de lo que es la industria creativa en Puerto Rico para aclarar muchas de las dudas que nosotros, como gestores culturales, no necesariamente sabemos. No hay un libro específico que te deje saber eso y nosotros, al igual que muchos otros gestores culturales, hemos aprendido a través del camino”, explica Pellot. Se reunieron con el objetivo de hacer una colaboración “para traer un proyecto futuro a Añasco, pero esa conversación evolucionó en toda una orientación por parte de ellos” que se extendió. “Han sido una guía muy importante porque nos han hecho ver luz donde en ocasiones nosotros no veíamos, y nos sirven de inspiración para entender que el sector creativo en Puerto Rico no es un sector cuyos servicios tienen que ser necesariamente regalados, en ocasiones tenemos esta perspectiva de que los artistas tienen que brindar su trabajo gratuitamente, que del arte no se puede vivir . Personas como ellos nos van a demostrar que sí se puede ser artista y que sí se puede vivir del arte, que es algo que todos los que nos dedicamos a esto aspiramos”, dijo Pellot. Además de la serie de eventos y talleres que ofrecen alrededor de toda la isla, mantienen una agenda artística y educativa en la sede en San Juan. En la imagen una presentación artística con telas colgantes, uno de los talleres que más atractivo tiene para el público. En el caso de Merci Caraballo González, la artista y diseñadora gráfico trabaja en una residencia creativa en El Bastión con el trabajo, “La danza”, inspirado en sus raíces puertorriqueñas y el arte circense. “La relación con ellos fue muy buena porque aprendí mucho, hasta treparme en una tela (acrobacia). Me gustó mucho el proceso, me gustó cómo cada cosa que se me ocurría ellos trataran de llevarme a quien me pudiera ayudar o ellos mismos explicarme”, relata la artista. Caraballo asegura que la experiencia fue “mucho más de lo que esperaba” y contribuye no sólo desde la ayuda económica que recibe por crear en El Bastión -“que siempre hace falta porque es tiempo que uno trabaja que no es remunerado”- hasta la garantía de poder enfocarse y dedicar sus energías solo a la creación. “Siento que he crecido, este tipo de trabajo me enseñó mucho. Yo trabajo en producción de cine, en el diseño gráfico, y he aprendido a cómo hacer de todo y eso me ayuda mucho, me da seguridad de que puedo aspirar a proyectos más grandes, más complicados, me da seguridad de que profesionalmente puedo trabajar con muchas cosas. Estoy más preparada que hace tres meses”, indica Caraballo. Con motivo del décimo aniversario de Circo Fest, trabajan en un documental sobre el impacto que ha tenido el evento. En agenda está el lanzamiento de dos publicaciones: una orienta acerca de cómo establecer una organización sin fines de lucro según sus vivencias y otra de aniversario. Además, trabajan en un espectáculo que combinará circo contemporáneo y teatro. “Nuestros proyectos se sostienen por el capital humano que lo vive, que lo utiliza, por eso nos da igual quién esté de turno, lo hacemos pensando qué comunidad estamos impactando”, agrega Rivas quien aprovecha para describir su organización. “Somos ACirc y brindamos esperanza de que se puede. Esas es la idea, es lo que queremos que la gente entienda, hay que poner la máquina en movimiento”, acaba Rivas. SER FINALISTAS DEL PTH 2024 “La Asociación ACirc está súper feliz de que nuevamente estemos finalistas en este premio, este alto reconocimiento para las organizaciones sin fines de lucro. Para nosotros es un honor poder mostrar nuestro trabajo a todos ustedes”, Maite Rivera. “Para nosotros es muy importante, al nivel de las organizaciones sin fines de lucro que nos dedicamos a esto, es un empuje para poder demostrar que hay una conciencia que genera el arte y la cultura dentro del crecimiento de nuestra sociedad. Para nosotros volver a estar en esta posición de finalistas es bien interesante porque todavía me acuerdo de que, en el 2013, recién arrancábamos, sometimos al Premio Tina Hills, no sabíamos bien lo que era y con el tiempo nos dimos cuenta de que era algo serio. Que ahora nos llegue la llamada de que ‘nuevamente están de finalistas’, nosotros hablamos mucho del por qué y el para qué hacemos las cosas. En realidad, nunca lo hacemos para que alguien nos reconozca, lo hacemos porque esa es nuestra filosofía, visión y misión; que llegue este tipo de aliciente es demostrar que venimos bien”, Maximiliano Rivas. Fotos y vídeo / Javier del Valle
La organización cuenta con una compañía profesional de danza contemporánea y utiliza el baile como herramienta cultural y social en su programa Danza con Andanza. Conoce la labor de esta finalista al Premio Tina Hills 2024. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé El exbailarín de la compañía y profesor Eloy Ortiz imparte una clase en una escuela pública en Loíza como parte de la oferta educativa y cultural de Andanza. Los estudiantes de la Escuela Elemental Jobos, en Loíza, están a la expectativa de que comience el momento que una vez a la semana cambia su rutina escolar: la clase de baile con el profesor Eloy Ortiz, exbailarín y coordinador del proyecto “Danza con Andanza”, de la compañía de danza contemporánea, Andanza. “Como proyecto de danza tenemos un currículo, hay unas guías que se han preparado y las vamos revisando según van cambiando los asuntos. No todas las comunidades son iguales, no todos los alumnos tienen las mismas necesidades, pero nosotros tenemos unas guías establecidas donde se cubren ciertos temas desde diferentes técnicas de danza y también trabajamos la integración de currículos con las matemáticas u otros temas que sean necesarios reforzar. También trabajamos muchos temas de autoestima, trabajo en equipo y todos estos elementos que se necesitan para desarrollarnos mejor como persona”, dice Ortiz, quien hace 20 años comenzó como bailarín en Andanza. “Yo lo veo como una especie de respiro o aliento porque todo el mundo como que se vuelve alegre, los maestros se integran a las dinámicas, es una especie de pausa, de romper un poco las rutinas y traer unas dinámicas que resultan positivas y saludables. Cada vez que uno llega a la escuela los niños están súper contentos, no todos los días son iguales y uno no tiene la misma energía, pero por el simple hecho de pensar que venimos a la comunidad a trabajar con los niños y el amor que uno recibe, le cambia mentalidad, es una contaminación positiva”, asegura Ortiz. Reconoce que el programa Danza con Andanza “es sumamente importante para Andanza como institución y para mí”. “A través de todos estos años he visto el resultado que trae la contribución positiva en los niños. Yo fui un joven igual que ellos que de alguna manera u otra recibió ciertas herramientas y hoy día puedo pasar el legado a otros estudiantes; eso uno espera, tener una sociedad en la que nos vayamos ayudando unos a otros”, opina el profesor de baile. Desde sus comienzos en el 1998, Andanza cuenta con tres componentes principales desde los que opera: la compañía profesional de danza contemporánea, la escuela de baile y sus iniciativas comunitarias. “Son tres componentes que se complementan y que para nosotros son inseparables”, explica Lolita Villanúa, cofundadora de Andanza junto a María Teresa Robles, y enumera sus contribuciones. “La creación artística, aportar con coreografías, con partituras originales al patrimonio cultural de Puerto Rico, ese es el valor del arte en sí mismo. El trabajo de la escuela (Escuela Andanza) que Maritere dirige desde el principio, forma desde niños hasta gente bien mayor, de todas las edades, tamaños, extractos sociales, todas las personalidades. El tercer componente, que es el social, el programa “Danza con Andanza”, que ha ido evolucionando a través de los años, siempre estuvo presente porque nosotras también fuimos criadas con esa conciencia social y tenemos ese compromiso con el país, no veo cómo podrían estar separados. Ha ido creciendo, si al principio teníamos un grupo de becados en nuestra escuela, hoy día visitamos siete escuelas, más de 700 niños aprenden baile todas las semanas”, declara Villanúa. En San Juan, “Danza con Andanza” está activo en la Escuela Elemental Montessori Luis Llorens Torres, la Escuela Fray Bartolomé de las Casas, del residencial con igual nombre, la Escuela Manuel Elzaburu en Cantera y el Colegio San Gabriel de Niños Sordos. En Guaynabo, la Escuela Urbana; en Dorado, la Escuela Ecológica; y en Loíza, la Escuela Elemental Jobos. La iniciativa comenzó con visitas a las comunidades para ofrecer clases de baile y becas a talentos especiales que podían educarse en la sede de Andanza en Santurce. Luego optaron por desplazarse a los planteles escolares. Lolita Villanúa y María Teresa Robles, cofundadoras de Andanza, reflexionan acerca de los esfuerzos realizados para lograr mantener en pie la compañía durante más de 25 años. “Decidimos salir para que los estudiantes tuvieran danza accesible en sus centros desde el 2002. Comenzamos el proyecto “Andanza en la comunidad” y era parte de (Programa de) Comunidades Especiales. Comenzamos comunicándonos con líderes comunitarios para ir semanalmente a sus centros culturales, escuelas, a la marquesina de la casa de la líder comunitaria, a canchas de la comunidad”, señala Robles. Al integrarse a las escuelas, aprovecharon que “teníamos ahí cautivos a todos los estudiantes en un horario específico, y de esa manera podíamos impactar a una hora, mayor cantidad de estudiantes”, indica Robles. Las fundadoras de Andanza aspiran a redondear la formación general y la sensibilidad de los alumnos. “El objetivo básico es la exposición al arte de la danza y en general, adquieren un conocimiento musical increíble. Muchas escuelas ni tienen programa de educación física, así que no mueven el cuerpo de ninguna manera en su recreo, venimos a llenar ese espacio. El arte tiene beneficios físicos y emocionales increíbles, están haciendo ejercicio, desarrollo de coordinación motora, desarrollando su equilibrio, mejorando su postura, controlando su peso porque están haciendo ejercicios, la memoria también. La danza es una herramienta de expresión del manejo de emociones, nosotros hacemos dinámicas en las que ellos improvisan sobre distintos temas, por ejemplo, después de María era esa frustración, tristeza, incertidumbre por medio del movimiento”, explica Robles. La posibilidad de desarrollar el pensamiento crítico es otro legado notable, a juicio de Villanúa. “En las artes contemporáneas, que tienen tantas posibilidades de interpretación, nada está mal. (Les decimos) ‘no hay respuesta fija solo digan su interpretación, pero defiéndanla’; aprendes a pensar y a defender tus posturas con argumentos sólidos. Si vas a ver una obra de baile, hay mil formas de interpretar lo que estás viendo y el pensamiento crítico y desarrollo de la creatividad son dos aspectos esenciales en la sociedad. Ser creativos, capaces de inventar soluciones, de resolver, aprendes a respetar tu espacio, a escuchar al otro cuando se va a mover y a trabajar en equipo”, indica Villanúa que además es directora ejecutiva y artística de Andanza. CRECER A BUEN RITMO “Yo fui un joven igual que ellos que de alguna manera u otra recibió ciertas herramientas y hoy día puedo pasar el legado a otros estudiantes; eso uno espera, tener una sociedad en la que nos vayamos ayudando unos a otros”. Eloy Ortiz, profesor de Andanza Andanza se fundó en el 1998, aunque comenzó a operar en el 1999. Con el paso del tiempo, han realizado diversos ajustes administrativos no sólo para asegurar la permanencia del proyecto, sino también para abonar a su crecimiento. “Ha sido un proceso de aprendizaje para todos desde el principio, yo no sabía lo que era incorporar una compañía sin fines de lucro, o con fines, desde cero. Son 25 años de práctica, fuimos haciéndolo todo, desde lo más básico hasta las exenciones contributivas y todo lo que envuelve tener una empresa. Siempre lo vemos así porque, como parte de nuestra misión, queríamos aportar a la profesionalización del bailarín; ese es un gran reto, poder tener un bailarín en nómina, unos empleados en nómina, somos un equipo de 30 personas, la mitad está en nómina y reciben descuento de Seguro Social, beneficios marginales”, sostiene Villanúa, quien bailó con Andanza hasta el 2007. Ella recuerda que, en principio, “los bailarines no sabían lo que era el Seguro Social”. “Creamos esa conciencia de tu salario, de lo que es una quincena, eso es sumamente difícil para cualquier empresa cultural por la parte económica, porque sabemos que es una búsqueda de fondos constante. En Andanza no hay fondos especiales ni recurrentes, esto ha sido todos los años propuesta tras propuesta, además de lo que generamos por cuenta propia en nuestra escuela, en nuestros espectáculos y contrataciones. Es un orgullo, durante 25 años, haber podido mantener todo este equipo asalariado y a la vez ha sido bien retante y bien difícil, exige un nivel de compromiso y de trabajo indescriptible, pero que, gracias a que uno puede tener ese equipo, la labor se multiplica. Si tienes un equipo de bailarines trabajando de lunes a viernes, se desplazan a comunidades, puedes hacer muchísimas más cosas”, añade Villanúa. Incentivar el desarrollo económico del ecosistema artístico que integran ha posibilitado que los artistas vivan en mejores condiciones. “Nosotros aportamos a que esos bailarines, músicos, diseñadores, tengan unos honorarios que merecen y dignos del trabajo que hacen. En todos estos años, hemos tenido que organizarnos y seguir para adelante. Siempre para una empresa cultural va a ser uno de los mayores retos por como están constituidas las políticas culturales del país, no hay unas subvenciones fijas para muchas de las empresas culturales, para el trabajo que hacemos diariamente y que complementamos la responsabilidad que le corresponde al gobierno. Hemos ido creciendo, al principio éramos la compañía y los bailarines, eran los maestros, ya somos 30 personas, todo el tiempo hay que buscar formas de seguir adelante”, puntualiza Villanúa. Y Robles, quien bailó con Andanza hasta el 2008, resalta que “con todos los proyectos que tenemos, todavía necesitaríamos más personas”, ya que el equipo trabaja propuestas para solicitar fondos federales, diseña el componente programático de la organización y brinda apoyo a la compañía para que pueda crear. La joven Adriana Morales López, de 21 años, ingresó a la compañía en el 2022 como bailarina profesional luego de haberse formado dentro de los programas comunitarios de la organización. “Hacemos la labor de mucha gente, pero hemos podido llegar hasta aquí, 25 años después, y poder mantenernos como una compañía cultural y dancística y con la misma visión desde un principio de que Andanza sea un taller, una fuente de trabajo para bailarines, maestros, coreógrafos, y ese trabajo se refleja en la labor social”, asegura Robles. Desde el primer día confirmaron que vale la pena la labor artística y educativa que realizan. Además de las clases semanales, los estudiantes visitan el teatro para disfrutar de una presentación de la compañía profesional Andanza y luego, a final de año, les corresponde a ellos demostrar su talento en su espectáculo. “Se vuelven protagonistas, ese objetivo final es bien emocionante y para nosotros también. Ellos ven a sus maestros en escena y a otros bailarines, y el momento de subir al escenario en Bellas Artes (Santurce) y hacer su baile es el momento de gloria”, describe Villanúa. Las fundadoras declaran con orgullo que los maestros de los grupos que reciben talleres de Andanza reportan disminución de incidentes violentos y mejora en la concentración, lo que se traduce en mejores resultados en exámenes, entre otros beneficios. “Hay mucha información de maestros y niños que dices ‘vale la pena estar aquí todas las semanas’. Queremos ampliar los programas, hay listas de espera porque muchas escuelas que ya saben del éxito de “Danza con Andanza nos contactan y los tenemos pendientes, cuando tenemos otros maestros, los incluimos. Una meta permanente es replicar en diferentes lugares este programa, también ampliar el número de becas”, propone Villanúa CUANDO ERES PROFESIONAL Estudiantes de la Escuela Elemental Jobos de Loíza junto al profesor y coordinador del programa Danza con Andanza. La Escuela de Andanza ha becado alrededor de 200 estudiantes y algunos provienen de sus programas comunitarios. “Hemos visto el progreso, se han formado en la escuela con becas, han pasado al Taller Juvenil y han pasado a la compañía, como es el caso de Adriana Morales que tiene su trabajo con su salario, Carlos Sánchez o Miriam López. Ese proceso de formación, si vas a continuar, si quieres ser bailarín, tienes esa esperanza de entrar a una compañía profesional y que se vea que es una carrera posible. Si no quieres dedicarte a eso, siempre te van a quedar todas esas destrezas físicas y emocionales. Hay muchas carreras con las que nuestros niños y adolescentes pueden soñar”, dice Villanúa aludiendo al rol de coreógrafo, maestro, productor, gestor cultural, diseñador de escenografía o vestuario. Adriana Morales López tiene 21 años y en el 2022 dejó de ser estudiante al ingresar a la compañía profesional Andanza. “Yo empecé en Andanza a los cinco años”, recuerda la riopedrense, “desde chiquita me encantaba bailar”. “A mi madre le encantaba que yo bailara, me apuntó en clases en Andanza y poco a poco le fui cogiendo el ritmo a las clases. Después le cogí un amor al ballet, a los personajes, a las clases. Tenía dudas de mí, de pensar que no lo estaba haciendo bien, pero siempre venían las personas y me decían que tenía talento, que bailaba bonito, que tenía una calidad de movimiento y eso me ayudó mucho a seguir encontrándome y ahí fui viendo que sí tenía talento”, relata Morales. Cuando ya bailaba en niveles intermedio “tuve el privilegio de recibir una beca y fue un momento bien bonito, fue una ayuda que no mucha gente puede recibir”. Morales floreció como bailarina cuando llegó a nivel avanzado. “Fui cogiendo más clases como danza contemporánea, y ahí fui viendo que me gustaba mucho todo lo que tenía que ver con el baile. En ese momento decidí que yo quería hacer del baile mi profesión y hasta el sol de hoy lo sigue siendo”, asegura. La bailarina ingresó a la compañía Andanza en el 2022, justo después de graduarse de la universidad, donde estudió Cosmetología. Bailarines de la compañía durante la ejecución de una de sus piezas. Para el grupo de artistas la creación de obra original, el aporte al patrimonio de la danza en el país y el componente documental de su labor son elementos cruciales en su labor. “Para mí entrar a la compañía fue un sueño que lo veía un poco lejos, que llegó más cerca de lo que pensaba; estoy viviendo un sueño. Para mi Andanza es como mi segunda casa, mi segundo hogar y de aquí me llevo personas que son muy especiales para mí y me han ayudado mucho en mi crecimiento y aprendizaje”, confiesa Morales. A juicio de Robles, la historia de Adriana retrata la meta de Andanza de servir de “taller para muchos artistas”. “La escuela ofrece la oportunidad a bailarines de desarrollarse profesionalmente, algunos se van por la línea del ballet clásico, de la danza contemporánea, ofrecemos la oportunidad, las experiencias, los campamentos, incentivamos que vayan a intensivos de verano fuera de Puerto Rico. Tratamos de sembrar la semillita, si quieres desarrollarte en las artes te vamos a acompañar en ese proceso. Si no es como bailarín tienes herramientas y conocimientos que te sirven en otras esferas”, puntualiza Robles. Entre otras metas, Andanza labora en un proyecto de documentación digital para que el acervo artístico de la compañía de danza contemporánea -especialmente el surgido durante la pandemia por COVID-19- quede accesible al público. “Es parte de nuestra misión también que toda esa labor no se quede en una gaveta si no que la puedan conocer más personas. Ya tenemos un libro y trabajamos en otros. En todos los ámbitos hay muchas cosas que queremos hacer”, advierte Villanúa. Están listos para seguir ejecutando metas, se tienen y se sostienen. “Somos Andanza y somos como una familia”, resume la bailarina Morales. SER FINALISTA DEL PTH 2024 “Es un reconocimiento increíble porque uno que admira tanto a otras organizaciones que han sido finalistas o ganadores, uno admira esa labor que es tan necesaria para el país y entonces sabiendo que nuestro programa es pertinente e importante y bien valioso para nosotros y para quienes lo conocen, nos enorgullece mucho”, María Teresa Robles. “Es particularmente significativo para nosotros como empresa cultural porque a los ojos de la mayor parte de la población, quizás siempre va a haber otras necesidades y otros asuntos más importantes que las artes y son asuntos vitales, de sobrevivencia, la comida, la casa, la educación, son esenciales y deberían ya estar garantizados en una sociedad. En Puerto Rico sabemos que la pobreza predomina y ante esas necesidades básicas no resueltas las artes podrían parecer un lujo, algo no tan esencial y, sin embargo, las artes son fundamentales para un país, para toda persona: alimentan el espíritu, son la foto del país, el reflejo crítico de una sociedad y exponen a la población, a los niños y a los jóvenes, a tantas experiencias, a tantas transformaciones para toda la vida y que un premio como el Premio Tina Hills reconozca eso y que no haya que convencerlos, que es evidente que el arte y la cultura son un pilar en cualquier país, nos enorgullece”, Lolita Villanúa. Fotos y video: Javier del Valle.
La Sociedad Pro Hospital del Niño, Inc. celebra sus 100 años de servicio con la inauguración de las nuevas instalaciones de un espacio dedicado enteramente al ofrecimiento de servicios terapéuticos y educativos para niños que así lo necesiten Por Ana Teresa Toro :: Oenegé Las terapias especializadas han probado a lo largo de las décadas ser la mayor fortaleza del Centro de Aprendizaje del Niño (CAN). Llorar de alegría es una de esas emociones que asombra a quien la experimenta y que conmueve a quienes tienen el privilegio de presenciarla. Y sin duda, fue esa mezcla de emoción que no se puede contener, de alegría y de gratitud por todo lo vivido para alcanzar una meta, la emoción que protagonizó la inauguración del nuevo Centro de Aprendizaje del Niño en agosto pasado. La nueva instalación fue gestada por la Sociedad Pro Hospital del Niño, Inc. y con esta inauguración celebran sus cien años de servicio y dedicación continua a la niñez puertorriqueña. El nuevo centro ofrecerá servicios terapéuticos y educativos especializados a niños entre los once meses y los dos años. “Esto es un sueño, son muchos años. Empezamos usando el espacio que había, transformamos un edificio viejo de acuerdo a las necesidades. Entonces, seguimos creciendo y seguimos tomando el espacio hasta que la Junta nos dijo: ok, les vamos a hacer el edificio. Y lo más emocionante del proceso es que nos pudimos sentar a soñar, a imaginar qué necesitábamos, cómo lo queríamos. Cogíamos los catálogos de los materiales y podíamos realmente escoger gracias al apoyo de los auspiciadores. Aquí no hay nada que se puso por ponerlo, todo está bien pensando en los salones. Necesitábamos que ese niño que entrase pudiera trabajar adecuadamente, necesitábamos calma, fluidez, armonía en los colores. Y no sólo los niños, también los maestros. Queríamos que se sintieran bien, que no tuviesen que sacar la mitad de su sueldo para montar sus salones, que se puedan capacitar y que tengan todo a la mano”, describió emocionada Jacqueline Giannoni, directora del centro y quien en más de una ocasión no pudo contener las lágrimas de alegría al celebrar esta meta tan anhelada. Las instalaciones comenzaron a construirse el pasado año y lograron ser inauguradas en agosto del año en curso, tras trece años de planificación, recaudación de fondos y de la acumulación de muchos sueños e ideas en torno a cómo debía ser. La inauguración se llevó a cabo en la mañana lluviosa de la víspera de la llegada de la tormenta Ernesto. En medio de las ansiedades y preparativos propios de la temporada de huracanes, la realización del evento —de alguna manera— parecía responder a la realidad del país algo que ya los puertorriqueños comprenden a cabalidad: la vida continúa, hay que seguir a pesar de cualquier reto. El grupo de empleados liderados por Giannoni, lucían sus uniformes recién estrenados y recibieron a cada persona en los nuevos salones y salas de terapias con una sonrisa contagiosa y muchísimas ganas de compartir todo lo que esperan lograr con los niños que servirán en el espacio. Los materiales estaban perfectamente acomodados, los nombres de algunos de los niños ya colocados en cubículos, las paredes decoradas con colores alegres, mas no estridentes. Las mesas y juguetes didácticos nuevas daban la sensación de inicio, de novedad, un inicio de año escolar tan distinto al que estamos acostumbrados en el país. Sin embargo, este centro ha llegado hasta aquí, a esta nueva etapa, precisamente, gracias a su trayectoria y labor consistente. “Lo más emocionante del proceso es que nos pudimos sentar a soñar, a imaginar qué necesitábamos, cómo lo queríamos”. Jacqueline Giannoni, directora del centro “El Centro de Aprendizaje del Niño comenzó como un campamento para niños con dificultades de aprendizaje. Se inauguró en 2011 y, con una inversión aproximada de $5.8 millones, hoy podemos iniciar el nuevo año escolar en nuestras nuevas instalaciones. Nuestro sueño de ofrecer una alternativa educativa que integre servicios terapéuticos de manera efectiva y asertiva a alrededor de 120 niños se ha hecho realidad”, expresó Ralphie Pagán, presidente de la Junta de Directores de la Sociedad Pro Hospital del Niño, Inc. y quien tuvo a su cargo el dirigir los esfuerzos de la Junta para la búsqueda de colaboradores, entidades y voluntarios que apoyasen las diversas actividades de recaudación de fondos que permitieron la construcción del nuevo Centro de Aprendizaje del Niño (CAN). Hasta junio de este año, el CAN atendió a 54 niños de entre dos y cinco años con diagnósticos como el espectro autista (niveles 1 o 2), problemas sensoriales, dificultades de aprendizaje, trastornos del lenguaje y trastornos de la comunicación social. La misión del centro es proporcionar una alternativa educativa a nivel preescolar, integrando servicios terapéuticos de forma efectiva y adaptada a las necesidades de cada niño, con el apoyo a sus padres, madres y cuidadores. “Lo más emocionante del proceso es que nos pudimos sentar a soñar, a imaginar qué necesitábamos, cómo lo queríamos”. Jacqueline Giannoni, directora del centro Actualmente, el equipo de trabajo lo integran 35 maestras, maestros y terapistas y la matrícula ya alcanzó la centena de niños. “Este centro es para nosotros el plan a, b, c y d de muchos padres y madres. Modificamos los currículos hasta que damos con lo que el niño necesita. Aquí las directoras estamos en tennis, estamos en el field. Porque cuando alguien me habla de un niño, yo necesito saber, necesito conocerlo porque ya he trabajado con él. Igualmente, procuramos que todos los maestros trabajen en todas las áreas para que todos hablemos el mismo idioma”, explicó la directora Giannoni durante el recorrido guiado al público asistente a la apertura. En sus de once años de existencia, el centro nunca ha hecho publicidad para obtener su matrícula. Los padres y madres se han enterado de los servicios gracias al llamado “boca a boca”, se corre la voz en la búsqueda de ayudas para las necesidades particulares de cada niño. “Así han llegado todos, los padres que han vivido la experiencia son nuestros mejores portavoces. A veces, identificamos que no somos el centro adecuado para ese niño y se recomienda otro porque la misión del hospital va más allá, es comunitaria. Procuramos orientar siempre porque para muchos es un víacrucis navegar el poder, por ejemplo, registrar el niño en el sistema de gobierno y podemos indicarle qué agencias visitar, paso a paso qué debe hacer. Nos ha llegado gente de todos los pueblos y como ya conocemos podemos referirles a un centro más cercano a su hogar. Muchos llegan sin saber, nadie les explica y aquí podemos también orientar o recibirlos si es el caso”, elaboró la directora. Para más información, llame al Hospital del Niño al 787-783-2226 o visite su sitio web en hdnpuertorico.org y nuestras redes sociales.
La organización brinda albergue, terapias, educación y apoyo a niños con condiciones físicas y mentales que afectan su desarrollo. Conoce la centenaria labor de la organización ganadora del Premio Tina Hills 2024. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé El presidente de la Fundación Ángel Ramos Roberto Santa María sostiene el canvas que consigna el reconocimiento a la Sociedad Pro Hospital del Niño como ganadora del Premio Tina Hills 2024 y lo entrega al presidente de la Junta de directores de la institución, Ralphy Pagán. La acompaña Laura López Torres, directora ejecutiva de la FAR. A la derecha, la directora ejecutiva de la entidad Beira Jaramillo sostiene la estatuilla conmemorativa, obra del artista Luis Torruella. Les acompañan miembros de la junta y del equipo de trabajo de la organización. Francisco Arrieta y Margarita Ramírez, padres de Luciana, notaron que cuando la niña alcanzó su primer año de vida mostraba carencias en su desarrollo. Tras consultar con especialistas, recibieron el diagnóstico de autismo de la pequeña con incertidumbre. Tres años después, sus emociones al hablar de su única hija oscilan entre el viejo temor y el presente orgullo. El amor sobra. “Las bases de la estimulación temprana cambian el futuro del niño. Empezamos a hacer los cambios y a aceptar un diagnóstico desde el amor, la esperanza y la fe, no negándolo, simplemente diciendo: ‘Dios nos envió una niña sana, pero necesitamos atender sus necesidades’. Ahí nos llega un nombre que cambia nuestra vida por completo, el Centro de Aprendizaje del Niño (CAN), dentro de la Sociedad Pro Hospital del Niño”, cuenta Ramírez. Arrieta lo visitó primero para conocerlo, llamó a su esposa y le dijo: “Yo vi a Luciana en esta silla y este va a ser su lugar”. Durante su mensaje de agradecimiento la directora ejecutiva de la organización Beira Jaramillo destacó la importancia de la resistencia y permanencia de la entidad que celebra sus 100 años de labor en el país. Sin ningún tipo de comunicación verbal y con múltiples necesidades sensoriales, en el 2022 Luciana ingresó al CAN. Tenía 2 años y dos meses. Cuando se reunió con sus padres para participar de esta entrevista, fue efusiva y cariñosa con ellos, respondió a sus preguntas, contó hasta el diez y trabajó en un juego que desarrolla detrezas de motor fino. No quiso quedarse. Se despidió de sus padres y le dio la mano a la maestra para regresar al recreo con sus compañeros de salón. Tiene cuatro años. “Ha sido la mejor decisión y todos los días le damos gracias a Dios por habernos puesto el Centro del Aprendizaje del Niño en nuestro camino. Si bien es un trabajo en equipo, cuando tienes un niño con este diagnóstico es un trabajo que se hace en casa, con terapistas, pero la mayor parte del tiempo Luciana está en la escuela. En este sitio hemos visto que ha ido paso a paso adquiriendo sus detrezas, aquí ella toma la mayoría de sus terapias, no es solamente lo educativo. Cuando tienes todo en un sitio, eso se ve en la niña. No es lo que ha avanzado, que es muchísimo, es que es una niña que se levanta feliz para venir a su escuela”, indica orgullosa la madre. Los padres coinciden en que cuando confías en el equipo de profesionales que trabaja con tu hija, las metas sobre su desarrollo cambian a diario. Luciana ya comenzó a hablar y se integra a niños neurotípicos “a su manera”. El presidente de la Junta de directores Ralphy Pagán hizo un llamado al gobierno a que apoye de manera más consistente a las organizaciones sin fines de lucro en el país y se mostró visiblemente emocionado por el logro obtenido. “Nuestras expectativas es que pueda seguir en esta institución que nos ha dado tantas alegrías a ella y a nosotros como familia, y que siga siendo una niña feliz, que sigamos creyendo en ella, que tenga la capacidad de expresarse y que le hagamos entender al mundo que el autismo asusta, limita, pero cuando haces un proceso desde el amor y el entendimiento y de la mano de profesionales, el futuro es prometedor. El CAN nos devuelve la esperanza de un futuro prometedor para nuestra hija porque lo estamos viendo”, subraya Ramírez. “Le tenemos mucha confianza a este lugar”, añade Arrieta, “es un lugar que tiene compromiso, profesionalismo y sobre todo es la confianza. Hay gente que desconoce que este lugar existe y nosotros siempre le brindamos esa luz al público, a nuestras amistades, de cómo Luciana ha progresado. Este lugar sí trabaja y funciona, lo que vemos en Luciana es un ejemplo de que sí se puede”. Cuando visitas la Sociedad Pro Hospital del Niño percibes que el caso de Luciana no es la excepción a la regla; la norma es trabajar a diario para alcanzar la integración y el máximo desarrollo según las capacidades de cada participante. Lo avala el progreso de Diego, quien tras recibir terapias en el CAN por sus dificultades sensoriales, en el habla y deficit de atención, entró a la corriente regular en un colegio privado con acomodos especiales, según narra su mamá, Zaira Hiemerr. Ésta destaca el profesionalismo, el amor y la dedicación que encontró en el centro del que es exempleada. A la ceremonia de entrega del Premio Tina Hills 2024 asistieron desde una enfermera que lleva décadas con la Sociedad Pro Hospital del Niño hasta integrantes de la Junta de directores que han sido clave en el proceso de recaudación de fondos. “Nunca dudé de este lugar, fue el primero al que llamé y no me arrepiento para nada porque fue lo mejor que hice”, revela Hiemerr sobre el resultado de terapias que estabilizaron al niño y lo llevaron al nivel apropiado para su edad. “Sin esa intervención temprana, Diego no sería el niño de hoy en día”, asegura la madre. Lo respalda la transformación de Viana Lee, quien según cuenta su padre, por fin puede tragar alimentos y ha mejorado su ingesta luego de cuatro años de terapias. La falta de masa muscular a causa de la hipotonia con la que nació, dificulta su tragado. “Tuvimos que darle todo molido, para que cuando se le pusiera la cuchara en la boca bajara la comida directamente. Aquí estamos en el proceso, pero ya es ‘trokera’, como digo yo, come su arroz con caldo de habichuelas, su maíz, sus tomates y frutas. Antes no podía hacer nada de eso. Ya Vianna está comiendo más sólido”, explica su padre, Ricardo Ramos Ramos, sobre el ciclo terapeútico que comenzó en la organización cuando la niña tenía ocho años. Hoy tiene 12, pide arroz en un restaurante y se lo come de su mano. También introdujo a su dieta masticar algunas carnes. UN SIGLO DE LUCHA Francisco Arrieta y Margarita Ramírez, padres de Luciana Si viviste en el Puerto Rico de los 70, los 80 o los 90 es muy probable que hayas escuchado este eslogan publicitario para promocionar la Sociedad Pro Hospital del Niño: “Un niño es tan pequeño, que cabe en cualquier corazón”. El mensaje caló en aquel momento y todavía hoy impacta cuando conoces la labor de esta entidad con sede en Guaynabo, fundada en el 1924. La organización que brinda albergue, terapias, educación y apoyo a niños con condiciones físicas y mentales que afectan su desarrollo, celebra 100 años de trabajo consistente. Comenzaron a atender la tuberculosis en la población infantil, luego se ocuparon del polio (de ahí que en su logo el niño tenga las piernas enyesadas como se trataba dicha enfermedad), y luego ampliaron sus servicios para albergar hasta los 21 años a niños con discapacidad cuya custodia pertenece al Departamento de la Familia, atendiendo sus diversos retos de desarrollo. Para su directora ejecutiva, Beira Jaramillo, mantenerse activos por un siglo les ha costado “reconocer la importancia de prevenir y establecer planes de trabajo, tener la flexibilidad de modificar lo que se había hecho de una manera, planificar, tratar de identificar las necesidades y establecer estrategias para cubrir las necesidades que tiene el pueblo”. “Para mí eso es bien importante, el adaptarse a los cambios, atreverse a tocar puertas que uno nunca hubiera pensado que haría, arriesgarnos a poder ser parte de la solución que se necesita”, dice Jaramillo. Mantenerse activos también ha requerido tesón e ingenio. La directora reconoce que la clave del éxito ha sido “moverse de acuerdo a la necesidad del pueblo y tener un programa de recaudación de fondos sólido”. Abimael Santana Abreu residió en Casa de Salud desde que tenía 12 años hasta los 20. Hoy día tiene 25 y ha logrado poder vivir solo. Tienen como prioridad comunicar el uso efectivo de fondos y donaciones que reciben. “Las personas que invierten aquí tienen las puertas abiertas, pueden ver dónde está su dinero, cada peso cómo lo invertimos. Eso para nosotros ha sido muy importante. La recaudación de fondos ha sido un reto en los últimos seis años, tenemos que ser más creativos, inventarnos actividades diferentes, buscar entrar en la prensa porque a veces lo que hacemos las organizaciones sin fines de lucro no es noticia, pero el día a día nuestro es un reto y hacemos estas estrategias para que nos conozcan, para que papá y mamá sepan que aquí estamos para ayudarlos a encontrar una solución dentro de esta situación tan difícil que es poder proveerle a niños con necesidades especiales lo que necesitan para alcanzar su mayor desarrollo”, señala Jaramillo. Este año celebran el legado de su Centro de Aprendizaje del Niño (CAN), dedicado exclusivamente a niños con problemas en el desarrollo, con diagnóstico de autismo nivel I y II. Empezaron hace 13 años con 7 niños, el año pasado ya eran 54 y ahora que disfrutan del nuevo edificio anexo, atienden 100 entre los dos años y medio hasta primer grado, con licencia del Departamento de Educación para llegar hasta tercero. “¿Qué nos hace únicos? Nosotros nos adaptamos a las necesidades de ese niño. ¿Cómo comienza ese proceso? Ese papá viene, con muchas inquietudes, con muchas preocupaciones y a veces hasta sin esperanza de que se pueda hacer algo con ese niño. Nosotros le hacemos una evaluación, nuestra directora, que no tan sólo es patóloga del habla, es maestra de educación especial y está certificada en la filosofía Montessori, la licenciada Jacqueline Giannoni, es nuestra directora. Yo creo firmemente en el recurso humano, tú tienes que reclutar el recurso humano que te vaya a hacer el cambio. La licenciada Giannoni hace la evaluación con su equipo de trabajo y dice ‘este niño puede ser candidato para aquí’”, indica. Cuando disponen del censo de niños, junto a sus especialistas preparan un currículo adaptado. “Ella establece qué combinación de niños es la más correcta para que ese niño se desarrolle bien. La clave aquí es esa flexibilidad en nuestro centro de aprendizaje”, explica Jaramillo. Actualmente atienden a 100 niños. Son fieles creyentes en la educación e intervención temprana. La directora adelanta que los proyectos futuros contemplan “ampliar los espacios para niños de 24 meses” en los que sus especialistas en el desarrollo de la niñez puedan trabajar con ellos y orientar a la familia para que repitan el plan de trabajo en el hogar. El área de terapias que brindan los lleva alrededor de la isla, ya que cuentan con contrato con el Departamento de Educación y atienden a más de 3,000 niños en las escuelas a través de sicólogos, terapistas del habla, ocupacionales; la terapia física se ofrece en el gimnasio de la sede en Guaynabo. Los estudiantes del CAN también reciben terapias del programa. Junto al Departamento de Educación también trabajan el programa de intervención temprana, Avanzando juntos, cuyos especialistas visitan a familiares y cuidadores para trabajar con la meta compartida del bienestar del pequeño. VIVIR CON NOSOTROS Una de las mayores fortalezas del centro es la posibilidad de adaptar las terapias a las necesidades particulares de cada niño y, a su vez, parearlo con otros de manera que puedan ayudarse unos a otros y trabajar en equipo. La Casa de Salud es definida como “la razón de existir de la Sociedad Pro Hospital del Niño”. “Yo les digo ‘los querendones’, porque esos son nuestros nenes. Nosotros tenemos el privilegio de trabajar donde ellos viven. Son niños que son removidos de sus hogares, por algún tipo de maltrato o negligencia, y tienen condiciones de salud crónicas y permanentes”, dice sobre los pacientes residentes con perlesía cerebral, problemas severos de movilidad, cuya alimentación es enteral, entre otros requerimientos. “Estos niños están con nosotros desde 0 hasta los 21 años. Aunque trabajamos con el Departamento de la Familia un plan de egreso, para ellos no es tan fácil el proceso de adopción. Nosotros los vemos desarrollarse, podemos ver cómo ese niño viene luego de un hogar disfuncional, de negligencia o maltrato, y alcanza esas metas de la mano con nosotros. Celebramos sus primeros pasos, si se sienta, si habla, si va a la escuela. Todos sus logros son nuestros porque tenemos el privilegio de vivir con ellos”, señala la directora en torno al área que cuenta con especialistas de salud 24/7 en su facultad médica, dirigida por la doctora Elizabeth Pagán. Sus cursos de acción están muy definidos, pero ahora quieren integrar la fase educativa para su personal que maneja pacientes residentes con requerimientos específicos. “Este tipo de pacientes no lo atienden en todo tipo de hospitales, así que el personal que los atiende se convierte en especialista”. Dado que “desarrollan un ojo clínico” para identificar síntomas, consideran ofrecer educación a los especialistas que sepan lo que funciona a base de la experiencia con los pacientes-residentes. “Nosotros pudiéramos ser parte fundamental de esa educación en todos los niveles, desde los médicos, los enfermeros, los trapeutas. Hacia eso nos encantaría integrarnos tambien”, revela Jaramillo. Cuando gracias al tratamiento adecuado, intervención oportuna, plan correcto y a la disciplina logran ver que un paciente que llegó “postrado en una cama” luego da sus primeros pasos, “ahí ves que tu esfuerzo tiene un real significado: que estos niños puedan desarrollarse, tener esas experiencias de vida”. Conocimos a uno de ellos. Abimael Santana Abreu residió en Casa de Salud desde que tenía 12 años hasta el 8 de septiembre de 2020. Tras un periodo de transición en un hogar de adultos mayores, ahora vive solo, con el apoyo de un ama de llaves que le visita, y considera comenzar estudios universitarios. Tiene 25 años. “Aquí yo pasé mis mejores momentos, viví aquí y le doy gracias a Dios por haberme puesto en el Hospital del Niño”, dice sobre su tiempo en la Sala de varones ubicada en el segundo nivel. “Tengo muchos recuerdos, muchas actividades, especialmente en los campamentos de verano, todos los años vienen voluntarios de afuera a ayudar a los niños. Aquí me vieron crecer desde los 12 años hasta los 20 años y la verdad es que la experiencia aquí fue increíble. Todos los servicios aquí eran excelentes”, cuenta Santana quien recibió apoyo físico, ocupacional y psicológico. “El ambiente, las enfermeras tratan con amor a los pacientes, el área de recreación y, literalemente, lo que me hacía estar seguro aquí era el amor que me brindaban a mí y a todos los residentes que viven en este lugar”, asegura el joven quien atesora que en el 2019 pudo asistir al concierto de Daddy Yankee con Don Omar, “The Kingdom”. Las nuevas instalaciones son un sueño que demoró 13 aõs en lograrse y que pudieron inaugurar en este 2024. Cuando llegó el momento de la partida, “se me hizo difícil”. “Antes de llegar al Hospital del Niño estuve en hogares sustitutos. Al yo caer aquí y dejar el ambiente de los hogares y volver a eso fue una experiencia que no lo creía. Pero le tengo que dar gracias al último hogar en el que yo estuve que fueron las personas que se encargaron de terminarme de desarrollar y me llevaron a donde estoy actualmente. Se lo debo a Dios, al Hospital del Niño y al último hogar que fui, vivo completamente solo. Tengo un vídeo de cuando yo inauguro mi apartamento”, cuenta y acepta que al principio le dio miedo, “pero ahora es fácil”. Con apoyo de la Administración de Rehabilitación Vocacional se orienta para educarse y cumplir su pasión “me gustan las comunicaciones, me gusta hablar por cámara”. “Ya he ido a ciertas universidades. Mi primera meta era vivir solo, ya lo logré, gracias a Dios, mi próxima meta es poder estudiar”. Santana tiene un mensaje para otros que viven con retos físicos: “pueden, yo lo logré, estoy aquí hoy y logré mi sueño de vivir solo y si yo lo logré, tú puedes lograrlo también”. “El caso de Abimael es un ejemplo”, opina, de otra parte, la directora ejecutiva. “Nosotros lo cogimos pequeño y fuimos estableciendo esa rutina, esa disciplina, esos valores que son tan importantes para que él tambien sea parte útil de la sociedad y no limitarlo. En todos los escenarios que estamos actualmente somos parte de esa movilidad social donde podamos fortalecer esos niños y jóvenes”, explica Jaramillo. “Tenemos niños en el CAN que han logrado entrar a corriente regular educativa con acomodos mínimos. El caso de Abimael, viviendo solo, adaptándose a su vida, quién lo diría cuando era pequeñito, y mira hoy. Somos parte de esa movilidad social y lo hemos sido por muchos años. Celebramos con mucha honra y con mucho orgullo los 100 años de una entidad netamente puertorriqueña creada y fundada por puertorriqueños ante una necesidad social”, agrega la directora. EL COSTO DE SERVIR Jaramillo indica que en el CAN cuenta con programa de becas y auspicios. “Nunca hemos rechazado un niño porque no pueda pagar la mensualidad, al revés, la clave es: este niño, ¿yo soy el centro correcto para él? Aquí estamos, vamos a hacerlo”, comparte la filosofía. En Casa de Salud, el Departamento de la Familia cubre un 60% del costo diario requerido por cada niño y la organización establece estrategias de recaudación para conseguir el restante 40%. “Es un reto, pero seguimos en pie de lucha”, asegura la directora. Con el servicio de terapias, evalúan al niño y acompañan a sus padres o tutores para que puedan inscribirlo en los programas que requiera tanto en el gobierno como en el centro. “Somos la Sociedad Pro Hospital del Niño y estamos presentes para lograr que el niño pueda alcanzar su mayor potencial y su independencia dentro de sus capacidades. Es un privilegio trabajar en la Sociedad Pro Hospital del Niño, no solo porque lleve 100 años aquí, sino por el impacto que tiene en millones de niños. Que se reconozca que una entidad con todos los vaivenes que en 100 años le han ocurrido a esta isla, estamos ahí en pie de lucha, a como de lugar, y vamos a seguir ahí persistentes porque creemos en el trabajo que se hace, en que contamos con los recursos para ofrecerlos y que somos parte de esa solución, que vamos a seguirnos modificando porque de aquí a 100 años más sabrá Dios qué estemos haciendo. Que Puerto Rico sepa que nosoros estamos aquí para lo que necesiten”, culmina la dirtectora. GANADORES DEL PTH 2024“Yo heredo la dirección ejecutiva, pero mi directora ejecutiva, María López, estuvo aquí 31 años trabajando y llevaba muchos años solicitando que fuéramos considerados para el premio. Ya ella está fuera hace tres años y nosotros hemos seguido solicitándolo no tan sólo porque es un prestigio sino para que todo el mundo conozca que la Sociedad Pro Hospital del Niño tiene 100 años, que hemos estado presente para el pueblo de Puerto Rico en sus problemas más críticos, desde que éramos un sanatorio para trabajar la tuberculosis, y cómo la Sociedad ha evolucionado y se ha movido de acuerdo a la necesidad real que hay en Puerto Rico”, Beira Jaramillo, directora ejecutiva. Fotos y vídeo: Javier del Valle y José Pérez
La entidad recibió un premio de 200 mil dólares y fue reconocida junto a tres organizaciones finalistas en la ceremonia anual celebrada ayer en Telemundo Por Redacción Oenegé :: Oenegé Directivos de la Sociedad Pro Hospital del Niño reciben el Premio Tina Hills 2024 En una emotiva ceremonia celebrada en el histórico Estudio 2 de Telemundo la Fundación Ángel Ramos reconoció ayer con el Premio Tina Hills, máximo galardón filantrópico en Puerto Rico, a la Sociedad Pro Hospital del Niño. La organización resultó ganadora de la vigésimo séptima edición del premio tras destacarse por su trayectoria y labor social en el país dirigida a ofrecer servicios educativos, terapéuticos especializados y albergue a niños con condiciones crónicas y severas, tanto físicas como mentales, para apoyarles a alcanzar su máximo potencial. La directora ejecutiva de la Casa Protegida Julia de Burgos Lenna Ramírez recibe el reconocimiento como finalista del Premio Tina Hills “Es un honor estar aquí, representando a la Sociedad Pro Hospital del Niño y recibir este reconociminto en nombre de todos los que han formado parte de la institución en estos pasados 100 años de servicio a la comunidad pediátrica en Puerto Rico. El Premio Tina Hills es un tributo, no sólo a nuestra trayectoria, sino al compromiso incansable de muchas generaciones de profesionales, voluntarios y colaboradores que han hecho que nuestra misión sea una realidad”, expresó Beira Jaramillo, directora ejecutiva de la organización ganadora. Maximiliano Rivas de ACirCorp recibe reconocimiento como finalista del Premio Tina Hills Durante la ceremonia se proyectó una serie de cuatro vídeos con entrevistas realizadas por la periodista de Oenegé Tatiana Pérez Rivera, bajo la edición y dirección creativa de Javier del Valle. Cada una de las piezas contó y documentó la historia de las cuatro organizaciones finalistas desde el punto de vista de sus líderes y participantes. En el caso de la entidad ganadora se enfatizó en el recién estrenado Centro de Aprendizaje del Niño, un espacio con años de trayectoria que finalmente pudo estrenar sus nuevas instalaciones en este 2024 fruto de la labor de su Junta de Directores, aliados y equipo de trabajo. “Desde su fundación, la Sociedad Pro Hospital del Niño ha sido un faro de esperanza y apoyo para innumerables familias y niños que buscan atención médica, rehabilitación y cuidado de calidad. Este reconocimiento es testimoio de nuestra determinación por proporcionar un servicio de excelencia en nuestra visión de un Puerto Rico donde cada niño y niña reciba el cuidado que merece”, añadió Jaramillo. Por su parte Ralphy Pagán, presidente de la Junta directiva de la Sociedad Pro-Hospital del Niño, exhortó al gobierno a ubicar al tercer sector entre sus prioridades de respaldo. Roberto Santa María presidente de Fundación Ángel Ramos ofrece su mensaje en la ceremonia de entrega del Premio Tina Hills 2024 “El gobierno tiene que entender que nosotros somos el motor de los niños, de adultos, del arte, y debe darnos más apoyo a las organizaciones sin fines de lucro porque somos el motor que mueve a Puerto Rico en el tercer sector. Los retos que tenemos como organizaciones sin fines de lucro son dificiles, la hemos pasado mal y yo exhorto a que los próximos gobiernos vean a las organizaciones sin fines de lucro para ayudar y que la legislatura tenga un enfoque de ayudar a las verdaderas organización sin fines de lucro que trabajan por Puerto Rico. A nombre de todos los niños que han pasado por el Hospital del Niño, que viven, que participan en el centro de aprendizaje, los que atendemos en terapias, sobre 3 mil niños mensuales en la isla, agradecidos por este gran logro para que el hospital siga creciendo y ayudemos a mas niños con necesidades especiales en Puerto Rico”. La organización fue fundada en el 1925 y su misión es contribuir, mediante la rehabilitación, a la integración de los niños con necesidades especiales en la sociedad. Cuenta con un equipo de trabajo de 200 personas y mantienen un grupo de 200 voluntarios activos. Lolita Villanúa y María Teresa Robles, fundadoras de Andanza, reciben su reconocimiento como finalista del Premio Tina Hills Junto a la Sociedad Pro Hospital del Niño fueron reconocidas como finalistas las organizaciones Andanza, Casa Protegida Julia de Burgos y Asociación ACirc Corp. La entidad ganadora recibió un premio de 200 mil dólares y cada finalista recibió 20 mil dólares. El presidente de la Fundación Ángel Ramos expresó que “celebrar la entrega del Premio Tina Hills siempre es motivo de gran satisfacción y alegría para nosotros. Cada organización sin fines de lucro que ha sido reconocida como ganadora o finalista del premio en estos casi ya 30 años es un ejemplo claro de ese mejor país al que todos aspiramos”. Desde sus orígenes en el 1997, el Premio Tina Hills reconoce la trayectoria y extraordinaria labor social de organizaciones sin fines de lucro en Puerto Rico. Honra con su nombre a la fundadora y pasada presidenta de la Fundación Ángel Ramos, Argentina Hills. Las organizaciones premiadas fueron seleccionadas por un comité externo tras un riguroso proceso de evaluación. El proceso es basado en los siguientes criterios: sostenibilidad, liderazgo, voluntariado y alianzas, creatividad e innovación y movilidad social. Laura López Torres directora ejecutiva de la Fundación Ángel Ramos destacó en su mensaje la historia del premio y el arduo proceso de selección “Un foco fundamental de nuestra fundación es enaltecer la excelencia y la inmensa capacidad de ofrecer soluciones al país que tienen las organizaciones sin fines de lucro en Puerto Rico. En este grupo de organizaciones premiadas hoy reconocemos el valor del arte y la cultura para la transformación social, destacamos la importancia de trabajar con la niñez en edad temprana y distinguimos entidades que han sido pioneras en el manejo de problemas sociales como la violencia doméstica mucho antes de que existieran leyes para manejarlos”, expuso Laura López Torres, directora ejecutiva de la Fundación. En el marco de la semana de la filantropía, el evento de premiación se llevó a cabo en el estudio 2 de Telemundo, televisora que este año conmemora su 70 aniversario. De este modo, la Fundación se une a la celebración y honra la memoria de su fundador, Ángel Ramos, creador de Telemundo y pionero de las comunicaciones en Puerto Rico como propietario, durante décadas, del periódico El Mundo (el principal del siglo XX en la isla) y de WKAQ Radio. El cierre de la ceremonia estuvo a cargo de la compañía teatral Y no había luz, quienes presentaron un fragmento de su pieza infantil Centinela de mangó. Representantes de las entidades finalistas se unieron al cierre en un gesto metafórico de siembra de esperanza para el país al colocar un árbol en un mapa de Puerto Rico. La transmisión del evento está disponible en la página de Facebook de la Fundación Ángel Ramos. Fotos / José Pérez VEA EL VIDEO AQUÍ