Durante siete años, el comedor social comunitario de la Universidad del Sagrado Corazón ha servido más de 33 mil platos de comida caliente gratuita a alumnos que no podrían pagarlos. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Gilberto Marxuach Torrós, presidente de la Universidad del Sagrado Corazón. Foto / Javier del Valle “Mira, ¿puedo cocinar?”, preguntó el joven Héctor L. Ramos, cuando en su primer año en la Universidad del Sagrado Corazón (USC) se acercó al Programa CoMesa, atraído por las largas filas para recibir un plato de comida caliente y compañía en la mesa. Falta que hacía su ayuda porque el proyecto de comedor social comunitario -que elevó las posibilidades del trabajo voluntario y pastoral en la universidad santurcina-, necesitaba más manos para cocinar las comidas calientes que regalarían a estudiantes sin recursos económicos. Su lema “nadie debería elegir entre comer y estudiar”, define la preocupación del programa desde el 2015 ante la inseguridad alimentaria que vivían estudiantes de la institución y no deja en suspenso lo que sucedió después: combatieron el problema con iniciativas dentro y fuera del recinto. Así quedó oficialmente inaugurado el nuevo espacio de CoMesa. Foto / Javier del Valle Hoy se cumplen siete años del comienzo de CoMesa, que ha logrado servir 33,039 platos de comida caliente libre de costo a estudiantes, así como también ha distribuido compras entre vecinos necesitados en la zona. Para celebrarlo, inauguraron su nuevo espacio en la universidad, habilitado para servir mejor a su población, en un acto que tuvo lugar el pasado 1 de marzo. “En mi primer año me dijeron ‘por allá por Pastoral te regalan almuerzo’; comí, fregué y me fui”, recuerda Alexandra Acosta Vilanova su año prepa en el 2018. La joven continúa vinculada al proyecto que además saciaba, según afirma, “la nostalgia” por compartir con otras personas durante el periodo de ajuste a la vida universitaria. Yamil Samalot, sacerdote de la comunidad universitaria, y Alexandra Acosta Vilanova, estudiante de cuarto año y maestra de ceremonias. Foto / Javier del Valle Para los sagradeños y sagradeñas que han aprovechado los ofrecimientos de CoMesa, no resulta extraño escuchar en la cocina “la salsa y el merengazo” mientras preparan comidas Ivelisse Liceaga Báez o estudiantes como Jeremy Brian García o Héctor L. Ramos entre otros, la “meriendita para más tarde” que les ofrecen y, más que nada, la oportunidad de comer juntos. Justo ese junte celebró el presidente de la USC, Gilberto Marxuach Torrós, utilizando el relato cristiano de los discípulos de Emaus, que reconocieron a Jesús al partir el pan. “Cuando pienso en CoMesa pienso en ese relato”, señaló Marxuach, “Dios está entre nosotros”. HERENCIA DE COMESA Iris Núñez Tolentino y Héctor L. Ramos presentan la cifra acumulada de platos servidos libre de costo. Foto / Javier del Valle Edwin Figueroa Narváez, gerente senior del Centro Sofía, organismo de pastoral universitaria de la USC, destacó que “CoMesa le precedió en años, en luchas y en experiencias a Centro Sofía”. “Nuestro liderazgo solidario se ensayó en CoMesa”, dijo Figueroa y luego exhortó a que “la mesa compartida” siga ocurriendo “en este espacio renovado”. La Hermana Madeline Ortiz Rivera, decana de Asuntos Estudiantiles, recordó los inicios de “uno de los proyectos estudiantiles más importantes de nuestra universidad”, luego de que profesores y empleados alertarán que algunos alumnos llegaban sin comer a las clases, incapaces de comprar sus alimentos. El problema se validó mediante un estudio realizado en el 2014 por Eric Carrión Rivera. Karen Colón, representante del Banco de Alimentos de Puerto Rico. Foto / Javier del Valle “CoMesa nace en una esquinita de la Pastoral Universitaria donde estudiantes y empleados se congregaban alrededor del microondas a compartir el pan”, recuerda la Hermana Madeline. Con apoyo de entidades como el Banco de Alimentos, que insertó a CoMesa en su convocatoria de “Hambre Cero”, Plaza Provisión y la Fundación Ángel Ramos, Antiguas Alumnas del Sagrado Corazón, Religiosas del Sagrado Corazón, AmeriCorps Vista, Aceleradora PIVOT, The Change Maker Foundation y de la comunidad universitaria que preguntaba ‘¿qué te traigo?’, fueron añadiendo equipo, espacios y, en próximas fases, mobiliario. De igual manera recibieron subvención para el huerto institucional en el que ya trabajan frente a las residencias de estudiantes, con miras a cosechar sus productos. “ME LLEGÓ AL CORAZÓN” Edwin Figueroa Narváez, gerente del Centro Sofía; Héctor L. Ramos e Iris Núñez Toletino, coordinadores de CoMesa. Foto / Javier del Valle Iris Núñez Tolentino y Héctor Ramos son los coordinadores actuales del proyecto. Núñez recuerda que cuando llegó en el 2016, sirvieron 3,383 platos de comida caliente. “Esa dinámica me llegó al corazón y empecé a hacer mi voluntariado en la universidad”, resalta la coordinadora quien menciona también el apoyo de Juan José Rivera y de Myrna Vega. Por su parte Ramos, quien era estudiante cuando se relacionó con CoMesa, se acercó a cocinar “buscando dónde poder aportar y ser parte”. Fue el creador de los “Jueves de Pasta” que se mantienen en el menú y lo más que atesora de su labor es propiciar “que se dé espacio para el encuentro”. Yarimar Tardi, estudiante de cuarto año de la USC. Foto / Javier del Valle Pero en el 2020 tuvieron que variar la definición de unirse debido a la pandemia por COVID-19 y lo hicieron repartiendo 200 compras entre la comunidad universitaria y en la comunidad aledaña gracias a alianzas con líderes de dichas zonas. Además, ofrecieron talleres virtuales de alimentación y compartieron recetas. En siete años, 210 voluntarios se han integrado de forma recurrente a la iniciativa. Ahora abren las puertas de un espacio nuevo que aspira retomar la tradición de ser lugar de comunión. “CoMesa me dio la oportunidad de tener una preocupación menos y de crear amistades nuevas que perdurarán toda la vida. Llegar aquí te cambia el día completamente”. Yarimar Tardi, estudiante de cuarto año, compartió su experiencia en CoMesa, que definió como un “acto de amor”. “En mi caso fue un gran alivio porque en mi casa había una situación difícil. CoMesa me dio la oportunidad de tener una preocupación menos y de crear amistades nuevas que perdurarán toda la vida. Llegar aquí te cambia el día completamente”, aseguró. Tras la ayuda recibida, Tardi ya se percibe como agente de cambio. Eso sucede en CoMesa, se despierta el hambre por servir a otros. Fotos / Javier del Valle
El debutante organismo aprovecha la experiencia y el conocimiento en ocho disciplinas del arte de sus representantes, para crear iniciativas que impacten nuestra isla. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé APPA- Integrantes de APPA, desde la izquierda: Marianne Ramírez Aponte, Zulma Santiago, Rhett Lee García, Marta Mabel Pérez, Lolita Villanúa, María del Carmen Gil, Zilma Cerra, Pedro Adorno, Marena Pérez,José Luis Vega y María Fernanda Beato. Foto / Robert Villanúa Este grupo no esperó por nadie. Alimentados por su conocimiento experto y trabajo previo, gestores culturales se reunieron para crear la nueva Alianza Puertorriqueña por las Artes (APPA), organismo que agrupará organizaciones que laboran en arquitectura, artesanía, artes visuales, música, teatro, literatura, cine y danza, para crear proyectos y estrategias que inserten estas disciplinas en el desarrollo de nuestro país. “Este grupo decidió autoconvocarse en su compromiso con las artes y la cultura de nuestro país para trabajar en pro de su desarrollo”, dijo María del Carmen Gil, presidenta de la Junta de la Alianza durante su presentación celebrada en la sede de la Fundación Banco Popular. “Tenemos un grupo maravilloso”, agregó sobre el núcleo de experimentados gestores culturales. Integran además el grupo directivo de la APPA Lolita Villanúa, de la compañía Andanza como vicepresidenta; Sandra Almodóvar, de Ballet Concierto de Puerto Rico como secretaria; y Marena Pérez, de Mauro Ballet como tesorera. La representante comunitaria es Ataveyra Medina. Asistieron además a la conferencia de prensa representantes de las organizaciones fundadoras de la APPA como Marta Mabel Pérez, del Museo de Arte de Puerto Rico; Marianne Aponte Ramírez, del Museo de Arte Contemporáneo, Zilma Cerra, del Coro de Niños de San Juan; Pedro Adorno, de la compañía Agua, Sol y Sereno; José Luis Vega, de la Academia Puertorriqueña de la Lengua; Zulma Santiago especialista en Artesanía; María Fernanda Beato, de la Fundación por la Arquitectura; y Rhett Lee García, de la Asociación de Documentalistas de Puerto Rico. Gil destacó que la APPA nace “de las semillas que sembramos” en el 2009 bajo la Alianza Arte Santurce, que entonces promovió el uso de las artes y la cultura “como instrumento y elemento transformador para el área de Santurce”. “Abogamos por el valor de las artes como agente de transformación social, urbana y cultural”, afirmó Gil y mencionó entre los logros de aquel junte la designación del “Distrito de las artes en Santurce” o el “Distrito escolar de las artes con escuelas de Santurce y San Juan” que benefició a más de 10 mil niños y jóvenes, y a más de 500 maestros y artistas que fungieron como talleristas sin recibir remuneración. Las variadas crisis que ha enfrentado nuestra isla en los últimos años -y la movilización constante del sector cultural para mitigar su efecto en la población- motivó al grupo a “repensarse, redimensionarse y trazar una nueva ruta, determinando expandir su misión original para atender más artistas y más disciplinas en todo Puerto Rico”. “Hoy anunciamos que esta gesta que comenzamos con Arte Santurce en el 2009 continúa con renovadas fuerzas y se convierte en la nueva Alianza Puertorriqueña por las Artes”, puntualizó Gil sobre la iniciativa que tendrá por misión crear una red de organizaciones de todas las disciplinas que abogue por el valor de las artes como vía de desarrollo en comunidades de toda la isla. “HOY ES UN GRAN DÍA” Tanto la Fundación Banco Popular como la Fundación Ángel Ramos brindaron capital semilla para el arranque de la APPA, convencidos en su proyectado alcance comunitario, enriquecido por la veteranía de sus integrantes. Beatriz Polhamus, líder de la Fundación Banco Popular, resaltó su interés en “reconocer, agradecer y hacer un llamado”. “Quiero reconocer el trabajo y la trayectoria de las organizaciones en esta mesa”, dijo Polhamus. “Reconozco que han hecho un esfuerzo real de que estén representadas todas las disciplinas de las artes. Después de la pandemia tengo que decir que estas organizaciones han suplido mucho, después de los huracanes, de los terremotos y ahora en la pandemia que ha sido un golpe fuerte. Asegurar el trabajo que siguen habla del compromiso de estos líderes puertorriqueños que se encargan de seguir desarrollando el talento”. “…es un honor poder ser aliados en esta nueva encomienda”. “Vemos todos los días como Puerto Rico es un semillero de talento en todas las disciplinas, tenemos la suerte de verlo todos los días en estas organizaciones. Me resta invitar a todas las organizaciones en Puerto Rico a que se unan a esta alianza para abogar por las artes, un trabajo sumamente necesario”, propuso Polhamus. “Creo que es un gran día para Puerto Rico”, mencionó sobre “esta histórica alianza” Laura López, directora ejecutiva de la Fundación Ángel Ramos. “Le extiendo un abrazo a las organizaciones con las que hemos colaborado, en estos 60 años hemos apoyado a muchas en las ramas de las artes y este es un momento de ratificar nuestro compromiso. Siempre cuenten con nosotros, es un honor poder ser aliados en esta nueva encomienda”, indicó López. Recalcó además que los retos que todavía enfrentamos “son singulares y no hay una manera de enfrentarlos que estar juntos y trabajar como colectivo”. “Y en esa línea, nuestra fundación ayudará a que las organizaciones logren operar con las mejores prácticas. Está probado que juntos podemos lograr mucho más, el sector cultural somos los primeros que estamos en momentos difíciles y creo que hay oportunidades de aprendizaje y enseñanza, no solo para las comunidades si no a sectores que no entienden la aportación cultural al país. Celebro este momento y que sea un espacio de colaboración”, culminó López. Entérate de las iniciativas de la nueva Alianza Puertorriqueña para las Artes en su página de Facebook, @alianzaprartes o escribe a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. document.getElementById('cloak95f0f7da2c370150da2034fe23f3010c').innerHTML = ''; var prefix = 'ma' + 'il' + 'to'; var path = 'hr' + 'ef' + '='; var addy95f0f7da2c370150da2034fe23f3010c = 'alianzaprartes' + '@'; addy95f0f7da2c370150da2034fe23f3010c = addy95f0f7da2c370150da2034fe23f3010c + 'gmail' + '.' + 'com'; var addy_text95f0f7da2c370150da2034fe23f3010c = 'alianzaprartes' + '@' + 'gmail' + '.' + 'com';document.getElementById('cloak95f0f7da2c370150da2034fe23f3010c').innerHTML += ''+addy_text95f0f7da2c370150da2034fe23f3010c+''; . Fotos / Suministrada / Robert Villanúa
La Corporación Milagros del Amor celebra 25 años de trayectoria mejorando las condiciones de vida de hombres y mujeres en nuestras calles. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Gladys Rodríguez, directora ejecutiva de la Corporación Milagros del amor. Foto / Javier del Valle Cuando el timbre suena en la puerta de la Corporación Milagros del Amor en Caguas, es muy probable que anuncie el cambio de una vida. El proyecto de la Primera Iglesia Bautista de Caguas celebra este próximo abril, 25 años de labor con personas sin hogar y en necesidad. “La Corporación Milagros del Amor no es un negocio, para nosotros es un ministerio de servicio y el modelo que utilizamos es el de Jesús, él no miraba la situación de la persona, brindaba la ayuda a todo el mundo por igual”, destaca Gladys Rodríguez sobre la organización sin fines de lucro que aprovecha la tradición de servicio que hace 120 años mantiene la iglesia bautista. La persona sin hogar que toca el timbre viene en busca de algunos de los servicios que ofrecen. Está el programa de vivienda permanente -Por mi hogar 1, Por mi hogar 2 y Veredas del río- que se nutre de fondos del Departamento de Vivienda federal (HUD, por sus siglas en inglés). Disfrutan también de las meriendas o de las compras de emergencia para familias que ofrece el Colmadito de Jesús Pedro Viera; de la ropa disponible libre de costo en el bazaar Rincón del Amor y de Espacio de mujer, un moderno ofrecimiento de duchas y área de aseo para damas. A eso se suman los servicios de trabajo social, manejo de casos y sicología que les permite encaminar sus vidas y dejar la calle. Mejorar su calidad de vida no solo implica conseguirles una vivienda adecuada, sino también ayudarle a superar situaciones como adicción a drogas o alcohol, analfabetismo, condiciones físicas o mentales. Equipo de trabajo de la organización que atiende personas sin hogar. Foto / Javier del Valle “Eso incluye también enseñarle a hacer una compra, un arroz, a lavar ventanas, a limpiar una casa, todo eso se trabaja en el área de desarrollo de destrezas de vida. Ahora con la pandemia les damos actividades para el hogar como kit para tejer, canvas para que dibujen y se entretengan un poco y no ocupen la mente en otras cosas”, enumera la directora. Ésta destaca que cuando se realiza un censo de personas sin hogar, suelen dominar los varones. “Hicimos Espacio de mujer para que la mujer sin hogar se pueda venir a bañar, no había un lugar en toda esta región para ellas bañarse, los hombres pueden hacerlo en Peregrinos”, dice Rodríguez sobre la organización de FUNDESCO con la que colaboran en el área. “Las alianzas son imprescindibles en el trabajo de las organizaciones sin fines de lucro. Tenemos la oportunidad de conocer otras organizaciones que brindan servicios como los de nosotros para en el momento en que llega el participante poder identificar cuál es la necesidad y ver cómo lo podemos ayudar y, si no tenemos los recursos internos, ver cómo estas otras organizaciones nos ayudan; de igual manera ellas nos refieren a nosotros”. Tras asearse, al igual que los participantes varones, las mujeres reciben un kit de higiene, de protección contra el COVID-19, ropa limpia, toalla, una frisa para las noches frías y ayuda social. SIN HOGAR POR MÁS DE UN AÑO Milagros del Amor se especializa en atender personas sin hogar crónicos, es decir, que no importa su trasfondo, llevan más de doce meses en la calle. Usualmente tienen pobre salud mental, adicciones a drogas y alcohol o una condición incapacitante, pero no es la única característica. Cualquier persona podría quedar en esta vulnerable situación luego de un problema de violencia de género, tras un divorcio en el que el excónyuge mantiene la residencia o tras la pérdida de trabajo. En el bazaar Rincón del amor, los participantes pueden adquirir ropa, zapatos y artículos para amueblar su nuevo espacio. Foto / Javier del Valle “Se sirve a Caguas y pueblos limítrofes con los programas de vivienda a través de HUD y bajo una sombrilla COC 502 cubre más pueblos en toda el área sur, pero generalmente los participantes que atendemos o nos refieren muchas veces migran de otros pueblos y los ubicamos en Caguas”. El trabajo con el participante incluye servicios variados que van desde apoyo sicológico, referido a programas de desintoxicación o albergues, identificación de residencia, asistencia con resumé y referidos a entrevistas de empleo o a adiestramientos con programas municipales. “A mí me ha sorprendido cómo hay personas que me han dicho que, saliendo de una iglesia, atendamos personas transgénero. Nosotros solo vemos la necesidad, aquí no estamos para juzgar a nadie, aquí se atiende a todo el mundo y si no tenemos el recurso lo vamos a buscar”, insiste firme Rodríguez. También se han enfrentado con la realidad de que, tras vivir bajo un techo, la persona no se acostumbre y prefiera regresar a la calle. Espacio de mujer permite a las féminas deambulantes bañarse y obterner ropa limpia, además de servicios sociales. Foto / Javier del Valle “No se adaptan e intentamos con nuestros recursos de que se quede, pero diferentes situaciones los hacen volver a la calle. No los podemos obligar a estar en una vivienda y nos duele muchísimo porque no es lo que quisiéramos. Cuando mantienen el espacio vemos el progreso de la persona y lo seguimos acompañando”, dice sobre relaciones de confianza que se fortalecen con el tiempo. Cuando el participante adquiere estabilidad, consigue empleo formal o se autoemplea, comienza a pagar la renta del espacio en el que vive. “Pero la mayoría de las veces pasan a otro programa. Si la persona es muy mayor, quizás va a una égida o pasa a vivienda pública, pero la mayoría están varios años con nosotros porque estos procesos no se dan de un día para otro, esto toma tiempo y eso es algo que a veces se le hace difícil entender a la gente. Lo importante es ser constante y mantenernos brindándoles el apoyo”, indica y menciona que las restricciones de sus programas son que el participante vandalice o destruya lo que se le ha brindado. Los participantes son llamados por su nombre en Milagros del Amor y Rodríguez procura mantener el ánimo de empleados que muchas veces cruzan las líneas de la empatía y llegan al cariño, “porque sentimos ese dolor del otro”. Entre los planes futuros -interrumpidos por la pandemia, pero listos para retomarse- está desarrollar proyectos que atiendan a adultos mayores, la prevención de jóvenes y la alfabetización. “No todo el mundo entiende que las personas sin hogar no están ahí por poca vergüenza, porque lo escucho mucho: ‘quién le mandó a estar ahí, perdió el tiempo’. Muchos de nuestros participantes han sido víctima de la malicia de otras personas y quizás no han tenido los recursos para poder salir de esos ciclos, así que necesitan gente que los pueda ayudar, que le den ese empuje y nosotros nos ponemos en su lugar y le damos el servicio. A veces es difícil lograr su confianza, pero trabajamos con ellos. Cada vez que vemos una persona sin hogar en la calle, es importante entender que fue un niño en algún momento y tiene una historia, que son seres humanos y que necesitan de nosotros”, dice Rodríguez. ¿Sabes cómo los participantes comprueban que los tratan con honestidad? Cuando los miran a los ojos. “Para ellos eso es bien grande”, culmina la directora. Hagamos nuestra parte. Corporación Milagros del Amor acepta donaciones: • Ropa para mujeres y hombres, mayormente delgados, y entre los zapatos el más requerido es tamaño 10. • Ropa interior nueva • Artículos de aseo • Alimentos no perecederos para el colmado Más información: 787/745-4605
La Alianza Puertorriqueña por las Artes (APPA) propone fortalecer el sector cultural local e insertar el pensamiento creativo de las artes en la transformación de la isla. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Desde que se presentó la nueva Alianza Puertorriqueña por las Artes (APPA) el pasado mes, los mensajes de bienvenida en sus redes sociales han oscilado entre el ‘¡por fin!’ y el ‘qué falta hacía esto’ hasta el ‘yo quiero ser parte’. María del Carmen Gil, presidenta de la Junta de la APPA reconoce que la receptividad entre el público ha sido buena, especialmente luego de que el sector cultural demostrara tras las variadas emergencias vividas recientemente en la isla, su compromiso con el país y las maneras en que pueden integrarse a su desarrollo. “Hay mucho trabajo por delante, pero estamos muy contentos”, celebra Gil. María del Carmen Gil, al centro, durante la conferencia de prensa en la que se presentó la APPA. Foto / Robert Villanúa “Nuestra aspiración es ser un ente que pueda crear una red a través de toda la isla de organizaciones y artistas, que puedan beneficiarse de los proyectos y servicios que ofreceremos en apoyo al desarrollo de las artes y la cultura en Puerto Rico”, expone Gil y agrega que los miembros de la APPA podrán disfrutar de su Programa de Aliados. Trabajan un plan con ocho focos estratégicos -que pronto comunicarán- para que la APPA sea un centro de recursos variados para mejorar el bienestar de los gestores culturales, para impulsar su creación alrededor de la isla e insertar la educación en las artes con mayor rigurosidad en los currículos escolares del país. “Queremos que en la APPA los artistas y las organizaciones puedan conocerse, formar alianzas, educarse y continuar el desarrollo profesional tanto en las disciplinas artísticas como en las áreas de emprendimiento y gestión cultural. Como aliados ya tenemos a Asesores Financieros Comunitarios, a la Coalición Legal para Puerto Rico, Causa local, el programa ‘Finanzas en tus manos’ y seguimos sumando organizaciones que van a ir brindando apoyo y servicio a la Alianza. Sabemos que hay necesidad, nos preguntan ‘cómo puedo organizar mi gestión’, los artistas muchas veces tienen el deseo y la aspiración, pero no tienen el conocimiento en esas áreas”, sostiene. MÁS SOLUCIONES CREATIVAS La APPA destinará tiempo a la abogacía para propiciar política pública que pueda fortalecer y proteger la gestión cultural, así como para identificar fondos que garanticen la continuidad del trabajo de los creadores culturales. “Queremos trabajar en iniciativas concretas que puedan definir estrategias legislativas para apoyar el sector en asuntos de seguridad, de fondos para cultura, de salud, de beneficios para los trabajadores culturales, que la mayoría son cuentapropistas. Somos de los primeros que salimos a la calle cuando hay emergencias en el país, pero somos los últimos en quienes se piensa para beneficiarlos con ayudas”, lamenta Gil. “El pensamiento crítico puede transformar el país y eso lo logran las artes”. Para lograr ese salto en las condiciones de trabajo y de difusión de obra, contemplan alianzas con organizaciones pares, el gobierno estatal y municipal y el sector privado. Se planifican encuentros regionales para desarrollar directorios y fomentar el intercambio de recursos y experiencias. En materia de educación ya trabajan un currículo de talleres sobre diversos temas y se reunieron con líderes del Departamento de Educación y del Centro de Bellas Artes con miras a integrar un Consejo Asesor de Educación en las Artes. “Queremos ser parte medular, hacer análisis y recomendaciones para fortalecer el currículo escolar del país y que se extienda a sectores en educación pública, educación alternativa, escuelas Montessori porque cada niño tiene el derecho de recibir educación en las artes en su formación. Nuestra visión es hacer una transformación del país”, indica Gil. Están conscientes de que el cambio “no es proceso de un día a otro”, pero si tejen una “red sólida y participativa”, en la que juntos se capaciten y profesionalicen, el sector cultural debe fortalecerse. Los ciudadanos no solo lo percibirán en el aumento y la calidad de la oferta cultural, sino en “poder desarrollar la creatividad”. “Y la creatividad no es solo para pintar un cuadro sino para resolver problemas y para crear un mejor país. Las soluciones se encuentran al pensar las cosas diferentes y eso requiere un proceso creativo. El pensamiento crítico puede transformar el país y eso lo logran las artes”, acaba Gil. Entérate de las iniciativas de la nueva Alianza Puertorriqueña para las Artes en su página de Facebook, @alianzaprartes o escribe a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. document.getElementById('cloak604d621bc62a65fda904e6b0671544f6').innerHTML = ''; var prefix = 'ma' + 'il' + 'to'; var path = 'hr' + 'ef' + '='; var addy604d621bc62a65fda904e6b0671544f6 = 'alianzaprartes' + '@'; addy604d621bc62a65fda904e6b0671544f6 = addy604d621bc62a65fda904e6b0671544f6 + 'gmail' + '.' + 'com'; var addy_text604d621bc62a65fda904e6b0671544f6 = 'alianzaprartes' + '@' + 'gmail' + '.' + 'com';document.getElementById('cloak604d621bc62a65fda904e6b0671544f6').innerHTML += ''+addy_text604d621bc62a65fda904e6b0671544f6+''; . Fotos / Suministradas Robert Villanúa
Conversamos con participantes de la Corporación Milagros del Amor sobre la posibilidad de dejar atrás antiguos estilos para mejorar su calidad de vida. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Edwin Hernández y su intérprete, Luis Zayas. Foto / Javier del Valle Imagina que no entiendas a nadie y vivas en un mundo de silencio. Ese era el día a día de Edwin Hernández, quien con más de 60 años vivía en la calle sin poder escuchar, sin leer, escribir o conocer el lenguaje de señas. Gracias a un referido, el participante sordo fue contactado por la Corporación Milagros del Amor quien lo ha ayudado en varios aspectos de su vida. Contactaron a Luis Zayas, intérprete con vasta experiencia en la gestualidad de la comunidad sorda, para que entablara un proceso de comunicación con el participante. Se le consiguió un hogar, disfruta de los servicios de sicólogo y trabajador social y su manejadora de casos, Katicia López, comenzó a tomar clases de lenguaje de señas junto a él para poder establecer un mejor vínculo. “Para mí ha sido un reto, no niego que a principio tenía un poquito de miedo por la comunicación, pero después que fui a las clases con él, me fui interesando mucho más y la comunicación con él es efectiva conmigo. Me ha funcionado el lenguaje de señas y me encanta poder ayudarlo”, cuenta López. Agrega que Hernández sabe cocinar “bastante” y se le ha dificultado manejar términos de relaciones familiares. “Le enseño imágenes, es muy inteligente. Para la edad que tiene capta muy rápido. Tengo muchas cosas positivas y buenas para él”, anticipa su manejadora de casos. Katicia López, manejadora de casos, comenzó a educarse en lenguaje de señas junto a Edwin para poder comnunicarse con él. Foto / Javier del Valle Durante la entrevista con Oenegé, Hernández está acompañado por su intérprete Luis. Señala que “todo mi entorno ha sido diferente, todo a mi alrededor ha cambiado”. “Y con las señas he ido aprendiendo a poder comunicarme, a ir hablando y estar mucho mejor, estar más tranquilo. Yo soy sordo y he aprendido señas de comida, de ayuda, de mi vida”, agrega. “Yo estoy feliz, me siento bien, como si estuviera de vacaciones, libre”, dice agitando los brazos. “Él tiene mucho deseo de progresar, ha aprendido rápido y la manejadora de casos también. Se han dado cosas muy lindas con él, lo vemos contento, tiene un hogar -diferente a las condiciones que estaba-, la casa está bonita, recogida, limpia y seguimos trabajando. Ha recibido servicios de MAVI, (Movimiento de Vida Independiente) así que ha sido bueno”, señala Gladys Rodríguez, directora ejecutiva de Milagros del Amor. CARMEN QUIERE CAMBIAR En Espacio de mujer, un área en la organización destinada a que mujeres sin hogar se aseen, conversamos con Carmen (nombre ficticio), participante que hace solo dos meses acudió en busca de un lugar para bañarse. Al día siguiente regresó, decidida a aceptar ayuda para manejar su adicción a drogas, la vida en las calles y retomar la relación con sus hijos. “He estado en las calles por más de 20 años deambulando por pueblos, en edificio vacíos, en ‘shootings’ (hospitalillos). Llegué un día a Caguas y me metí a un caserío y me quedé en uno de los ‘shootings’”, recuerda. Carmen (nombre ficticio) nos contó sus planes ahora que dejó las calles. Foto / Javier del Valle Una joven de la organización Sanos le recomendó que acudiera a Milagros del Amor en busca de ayuda. “Dije, ‘voy a aprovechar esta oportunidad que Dios me está dando’”, recuerda. Cuatro fallecimientos de personas cercanas el año pasado la desestabilizaron. Antes de eso, una infancia marcada por el abuso físico y sexual suele perseguirla, aunque asegura que se formó como contable y llegó a trabajar en instituciones bancarias, en supermercados, en centros de envejecientes, como ayudante de maestra y es bilingüe. “Y mírame aquí, la gente no sabe”, dice la mujer de 50 años. Tiene cuatro hijos “bellos y preciosos” entre las edades de 34, 30, 27 y 26 años, que se han mantenido lejos de las drogas, y diez nietos “maravillosos”. Con dos de sus hijos mantiene comunicación diaria porque “los necesito al lado mío” y tiene como meta superarse para ayudar a su hija menor. “A mí me gusta hacer de todo, cocinar, estar activa ayudando a la gente”, cuenta Carmen. “Una vez me metí en una casa y la arreglé poquito a poco y yo cocinaba para los deambulantes -y yo era deambulante- pero no dejaba a nadie sin comer. Debido a las circunstancias me fui. Hago de todo, aunque sea trabajo de hombre, aunque sea ligar cemento, pero sobre todo ayudar a la gente; será porque he ‘pasao’ por lo mismo, yo dejo de ser mía para ser de los demás. Soy adicta, he sabido quitarme mi pan para dárselo a otro y no me importa, he tenido dinero para mi cura y he sabido dárselo a otro que lo necesita más que yo y lo hago sin dolor. Llevo sufriendo desde pequeña, pero Dios me dio este corazón. Si estoy bien me gustaría ayudar a la gente de la calle. Algún día me voy a pegar para comprar un terreno bien grande, hacer un edificio bien grandote y llevármelos para allá y darle la ayuda que necesitan”. Raquel del Rosario Rodríguez, manejadora de casos, asegura que los participantes no deben ser juzgados cuando se les brinda ayuda. Foto / Javier del Valle Eso sí, Carmen tiene otra cualidad que la ha mantenido a flote. “Lo bueno mío es que yo tengo mucha fuerza de voluntad, yo me caigo y me he sabido levantar”, dice la mujer que fue ubicada en el Hogar El Camino porque “ya estoy cansá de la calle, de tanto golpe y maltrato y ya dije ‘basta’”. “A personas como Carmen hay que darle mucho apoyo y seguimiento para que tengan todos los servicios tanto de sicólogo como de manejadora de casos que necesita”, explica Raquel del Rosario Rodríguez, su manejadora de casos. “Que sientan que no están solos, monitorearlos, llamarlos, motivarlos, verificar cómo se sienten y, si uno identifica algo, referirlo. Ella llegó porque quería bañarse, le explicamos los servicios y se fue contenta. Regresó al día siguiente y la ubicamos. Aquí hay empatía no hay rechazo, ella ve que no la juzgamos y eso es bien importante porque la tratamos con dignidad, como todo ser humano debe ser tratado”, agrega del Rosario quien insiste en que uno debe tratar a los demás “como te gustaría que te traten a ti”. Afirma también que a Carmen “le veo muchas posibilidades porque está preparada”. “Y ella tiene algo: se cae y se levanta, mucha fuerza voluntad y eso es imprescindible para muchas cosas en la vida”, culmina. Que no se agote la empatía en Milagros del Amor. Fotos / Javier del Valle